El Ampli: Recortes unisex
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![]() Tengo unas greñas indecentes así que decido bajar a la peluquería de debajo de casa, una de esas modernas. Me siento a esperar mi turno, pero me toca en seguida. Casi no me da tiempo a leer nada del Supermortadelo viejo que tengo metido dentro del Actualidad Económica. Con lo a gusto que estaba escuchando los Versos Azules de Mercado Negro que salían de los altavoces del ordenador del local. Si hubiese empezado a sonar algo de La Rave del Infierno de Narco lo mismo empezaba a pegar botes entre los secadores de pelo. Una chica me pone la sábana al cuello. Me pregunta que si peinar y marcar. Contesto que desde que se pasaron de moda los pantalones pitillo ya no marco nada. No se ríe. Me callo. Empieza a pegar tijeretazos. Comienza a sonar uno de los temas de Leyendas de Aqueronte, de Reino de Hades. Cuando termina empiezo a aburrirme y trato vagamente de entretenerme inspeccionando ocularmente la estancia. Reviso las fotografías colgadas en las paredes ensimismado por el punk rock metal de Virgen de las Tinieblas, el álbum de Tracción. Cómo han cambiado las cosas. Me acuerdo de que cuando era pequeño salían unos modelos rancios, obsequio de los fabricantes de tintes y secadores. Ahora hay fotos artísticas. Como una de la chica que me está cortando el pelo, con un cardado imposible mientras sujeta un sonajero disfrazada de Jane Mansfield. U otra del chico que lava las cabezas, metido en una bañera, con una cresta mohicana. Otras cosas, sin embargo, no cambian. Como The Buzzos, que sacan su Nowhere Train en vinilo. Lástima que el cassette ya no vuelva nunca. Ante tanto despliegue artístico me siento violento cuando se me escapa una flatulencia. Última vez que desayuno coles de Bruselas. Aunque me siento liberado, como Soltando lastre, que diría Desastre. La peluquera no tiene cara de alivio precisamente. Entra una señora de unos ochenta años con un bolso de piel de cebra a darse las mechas. Ya estamos todos, pienso, rememorando el nuevo disco de Aniceto y los Intocables. La mujer mira con cara de haberse confundido de sitio y cuando está a punto de enfilar la puerta para marcharse empiezan a sonar los primeros acordes de Luciérnaga alucinógena, una de las partes del doble CD de Dr. Montañes. La señora cambia el gesto, dice en voz baja que le gusta más Mantis religiosa, y vacila en su huida. Al comenzar Your Girlfriend’s Girl, la primera canción de Love at the Bottom of the Sea, de Magnetic Fields, la anciana se decide a permanecer en el establecimiento no sin antes balbucear que jamás debían haberse ido de Merge Records. Intento volver a mi ensimismamiento. Mientras me cortan el pelo oigo El murmullo de los secadores y me pregunto si el segundo disco de Templeton estará a la altura del anterior. Me saca de mi trance la visión de un San Pancracio hecho de plastilina, como las balas del título del nuevo disco del Dr. Sapo. La imagen me turba. En ese momento entra en la peluquería la chica que hace la manicura, que llega tarde. Se acerca a la señora que ha entrado antes y le dice que anda un poco apurada pero que si le apetece le hace las uñas. La anciana acepta y la chica se afana en pintarle unas Uñas Rojas como las de una Marilyn Monroe con dentadura postiza. De fondo, la flamenca María Toledo. Continúa el repertorio musical mientras me pasan la maquinilla para limar detalles. Justo comienza a atronar el Remix, de Fuel Fandango. Sé que me tengo que estar quieto pero se me van los pies, las caderas y el cuello. Un movimiento brusco. Veo la cara de terror de la peluquera en el espejo. Debe de pensar en cuánta razón tenía Sr. Chinarro cuando decidió llamar a su nuevo álbum ¡Menos Samba!. Pregunto con un hilo de voz que qué ha pasado. Me mira la nuca, me mira a mí y apenas acierta a decir que nada. Como soy un tipo crédulo me quedo satisfecho con la respuesta, le pago y salgo del establecimiento. La gente me mira la cabeza con gestos de vergüenza ajena. Los niños se ríen. Será que es primavera. El caso es que siento un frío en el cogote que no es normal. El radiador de la la peluquería ya me ha dejado destemplado. Javi Trilobite © humorenlared.com |
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