Psico: Violencia verbal
![]() |
|
![]() El sujeto que utiliza con frecuencia la violencia verbal, llamémosle “verborreico violento” (para evitar usar el concepto “violento verbal”), puede ser un individuo normal, con un trato correcto, estandarizado e incluso amable, que paga sus facturas, no pisa la hierba, saluda a su portera si la tiene y besa a los niños (a los que conoce, y siempre vestido; de lo contrario estaríamos hablando de otro trastorno). Generalmente acude al lenguaje soez e hiriente, así como a la escenificación dramática de sus desvelos, cuando entiende que mantener una conversación sosegada o un debate calmado no sirve para dejar claros sus puntos de vista y sus tesis argumentales. La persona insulta, grita, brinca, gesticula, se desespera y echa espumarajos por la boca en ocasiones. Esta reacción se retroalimenta, ya que ante semejante comportamiento el interlocutor suele preferir mandar a freír monas a su contertulio y no volver a entrar en polémicas, lo que el otro entiende como una absoluta victoria dialéctica y, por lo tanto, cronifica su comportamiento. Caso aparte es el de los hinchas de futbol o el de los conductores estresados, que siguen unos patrones muy claros de violencia verbal pero normalmente circunscritos a unos contextos espacio-temporales, sociales y grupales muy determinados. El método más efectivo propuesto por los psicólogos contra los verborreicos violentos es acudir a la diplomacia y el tacto. Son las cualidades que hay que tener a la hora de explicar a los de la tienda de mordazas que queremos una que sea resistente pero que no provoque sofocación y conseguir que no llamen a la policía de inmediato. Dra. Luisa Bergara © humorenlared.com |
¿Te has quedado con las ganas? Tienes más de 3.200 puntos de distribución de EL KARMA
Y si quieres la revista en tu casa todos los meses suscríbete