El Ampli: Autocompasión en Mi bemol
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![]() Me doy cuenta de que soy un desastre y decido no hacer nada. No salir a la calle, no entablar conversación con nadie. Permanecer quieto en el sofá mano sobre mano. Me pregunto si estaré enfermo. Con lo hipocondríaco que soy seguro que después de escuchar La guapa y los ninjas creo que tengo alguna afección en Los Ganglios. Creo que no es eso. Es la crisis existencial de todas las primaveras. Pongo El último disco del Capitán Truxton, pero me deprimo al pensar en despedidas. Intento centrarme en cosas alegres pero entre que el nuevo disco de The Mexican Sugar Skulls se llama Calavera y el nuevo trabajo de Tubaräo Body Parts solo pienso en truculencias. La sesión de autocompasión no me anima. Me aburro como una ostra. Fantaseo con lo útil que sería hacer algo productivo, como pintar el techo. Me imagino a mí mismo intentándolo al ritmo cadencioso del Reggaláctico de Granadians. Entonces me visualizo cargándome todo y dejando el salón hecho un asco. Como Joey Ramone cuando era joven después de una noche de farra. … Ya know? Aunque también podría dejarme de tonterías y picotear algo. Pero me daría cuenta de que el frigorífico esta vacío e iría al supermercado. Entonces haría algo muy friki en la cola, la cajera me miraría mal y me prohibirían la entrada. No sería la primera vez. Permanezco aletargado por la percusión tribal del Instinct de Niki & the Dove, contando las grietas de la pared. A propósito de instinto, pienso en cómo sería la vida con una mascota. Que no fuera un cocodrilo, a poder ser. Seguro que me abandonaba. Me dejaría una nota diciéndome que nunca la llevo a ningún sitio. Y que por eso se mea en cada rincón de la casa. Que no podemos seguir así. Que no es ella, que soy yo y que ni se me ocurra que quedemos como amigos. Lo haría en plan buenrollista, tipo Chambao, eso sí. Las mascotas son muy diplomáticas. Entonces llamaría a algún amigo para que me consolara pero no me contestaría ninguno. Seguro que le habría dejado tirado en alguna fiesta, le habría levantado la novia en primaria o se habría enterado de que me gusta Nana Moskouri. Los rebeldes incomprendidos somos así. Es lo que le pasa a Marilyn Manson. Born Villain. Es lo que hay. Echo un vistazo a lo nuevo de Love of Lesbian. La noche eterna. Los días no vividos. Hombre, siempre podría salir y agarrarme un buen pedal. Reconozco que he perdido sex-appeal. Desde que la monté en la peluquería de debajo de casa me corto el pelo yo mismo con unas tijeras de manualidades y una ensaladera, y el resultado no es el mismo. Me planteo llamar a algún familiar pero paso de malos rollos. Ya estoy harto de que la única que se apunte siempre sea mi abuela. Y de que nos terminen echando de todos lo bares porque intenta meter mano a los camareros. Lo que no sé es cómo le quedan ganas después de los lingotazos de ginebra que se mete en cada garito. Dicen Los Punsetes que Una montaña es una montaña. A lo mejor yo la estoy haciendo de un grano de arena. Repaso más alternativas a la abulia, pero todas me tiran para atrás. No puedo visitar una farmacia, ni una tienda de electrodomésticos, ni el edificio de Tráfico, ni arreglar el televisor. Veo pasar mi vida por delante de mis ojos. Una bastante cutre, como si se tratara del título del disco de Regina Spektor, What we saw from the cheap seats. Veo la luz. No sé si porque se me ha subido la cazalla del desayuno o porque después de un buen eructo las cosas siempre se ven más claras. Creo que soy demasiado negativo y tengo demasiado miedo a cometer errores. Los mismos Papa Shango dicen que hay que Reír al caer. Seguro que con empeño las cosas no me salen tan mal a partir de ahora. ¿Que quería pintar el techo? Pues a pintar el techo, no todo va a derivar en catástrofe. Manos a la obra. Busco periódicos para tapar el sofá y los muebles, y una escalera. Vaya, no hay periódicos. Y no encuentro la escalera. Bueno, pues sin periódicos. Y siempre puedo subirme en la mesa de cristal de la cocina. Javi Trilobite © humorenlared.com |
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