La trouppe más inquietante de los últimos tiempos ha pasado del libreto con el que fue contratada y prolonga su actuación a base de macroajustes, hachazos y recortes varios.
«Joder, si han subido el IVA de los funerales. Qué disgusto para mis pobres hijos que ya habían reservado hora en el tanatorio”, se lamenta un nonagenario. Ni los más antiguos del lugar recuerdan un ajuste de semejantes dimensiones. Hambre para hoy y caviar para mañana, según el gobierno: 65.000 millones en dos años a pagar a escote entre parados aka parásitos, dependientes aka aprovechados, jubilados aka malcriados y consumidores aka cotizantes. “Al paso que vamos las únicas beneficiadas van a ser las imprentas que pillen la bola de hacer las cartillas de racionamiento”, comenta una adolescente mientras intenta sisar un guisante en la verdulería. Los Bancos de Alimentos empiezan a pedir avales y las cintas de caceroladas sustituyen a las de Camela en las gasolineras. Según el sociólogo Mikel Zampabollos, no siempre fue así. “Ahora que sube la marea del descontento y Sara Carbonero y muchas personas más rememoran los tiempos en que se quemaba a la gente en la hoguera; conviene recordar que la película tenía otra pinta hace bien poco”, subraya. (Más…) |