Lady Auch: Medusa
Ella no era el tipo de persona, ni de lugar. Comenzó a trabajar y fue a los pocos meses cuando sintió una molestia usual. “Me está saliendo otro puto grano intranasal”. Nada más lejos de la verdad. Aquello empezó a crecer y le acabó obturando los orificios. Cada vez le costaba más respirar. Y siguió trabajando. Hora tras hora. Día tras día. Una mañana se miró al espejo y descubrió que de su gran grano asomaba algo, como si de un pelo enquistado se tratara. Lo presionó con los dedos y agarró de un pellizco la punta de aquel oscuro iceberg. Y tiró. Algo similar a una arteria de pus quedó colgando entre sus dedos. Y tiró de nuevo. Fue arrancando todos y cada uno de sus órganos con cada tirón. Gritó de dolor cuando las cuencas de sus ojos se vaciaron, el cerebro abandonó el cráneo, el corazón el pecho, el clítoris su pelvis. Vacía e inerte observó la palpitante gelatina de entrañas. Recordó su infancia. La playa. Las orillas llenas de medusas muertas. Una madre agarra fuerte a su hijo. “Cuidado que todavía puede picarte”. Sobresalto. “Mierda, llego tarde al trabajo”. Se puso el uniforme y fue a ocupar su lugar de producción. Tania Peligero © humorenlared.com |
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