Puños Fuera: Punk Riot
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| El verano nos ha dejado pero tras él han quedado sus rastros, como las decenas de Mary Poppins paraguas incluidos aterrizando desde el cielo londinense en la apertura del espectáculo olímpico. El numerito era parte de un pretendido retrato de la sociedad británica en el que también cabían los Sex Pistols, cuyo God save the Queen sucedió con disciplina a la imagen de la moñería por excelencia. Si escandalizar a la sociedad bienpensante fue el motor de las vanguardias artísticas de las que el punk fue su último estertor, lo de la ceremonia olímpica le ponía definitivamente el epitafio.
La flacidez de las Pistolas Sexuales se contraponía con la imaginación rompedora de las rusas Pussy Riot, cuya irrupción en el corazón de la Iglesia Ortodoxa cantando contra Putin, se saldaba con una sonada condena. Así, las capuchas de colores de las chicas de la Revuelta del Chochito interrumpiendo el show dominical de los cristianos viejos, perpetrando unos penosos acordes y siendo encarceladas por los últimos conversos a la religión del capitalismo, nos devolvían la fe en las virtudes subversivas de la provocación. La menopausia del punk ha muerto, Pussy Riot Askatu! |
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