Oreja a la Plancha: Caballo ganador
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| Como reciente aficionado a Twitter me aturulla la velocidad a la que viaja la información. Se entera uno de todo en tiempo real, y además cada noticia viene acompañada de un río de chascarrillos y juicios de valor que te dejan seco de ideas; no me gustaría estar en la piel de un guionista de cómic hoy en día. Lo malo es la cantidad de obituarios que te saltan a la cara sin compasión a cualquier hora. Si sigues a músicos y gente relacionada con las artes en general, te sorprenderán con crueldad muertes como las de Jon Lord o el maestro Reverendo el mismo día en que se produzcan, convirtiéndote en una especie de mensajero de la parca. Tus amigos temerán cruzarse contigo porque la mitad de las veces tu conversación empezará por “¿Sabes quién se ha muerto?”. Muchos de los que palman en la cincuentena son gente que le pegaba, como mínimo, al alpiste cosa mala. Por eso da mucha risa que tu público te “regañe” por beber agua en el escenario, o aplauda ostentosos lingotazos de whisky sobre las tablas a rockeros cuarentones. Querrán que vayamos muriendo y dejemos paso a otros monigotes más jóvenes… o más resistente, tipo Ozzy. Mierda constante, cante o no cante. |
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