diciembre 23, 2012

Gora Euskadi: El arte de la congoja

Desde hace muchos meses vienen desfilando por estas páginas una colección de despropósitos periodísticos. Desafortunados algunas veces, torticeros otras. Pero de toda la caterva de titulares desventurados probablemente sea el que nos atañe el más torpe e inoportuno, agravado por el contexto social. Supuestas palabras de un ertzaina que debe asistir a un, viva el eufemismo, alzamiento hipotecario: “Cuando los echas de su casa te queda un vacío enorme”. Encima cachondeo, pensará la familia desahuciada. Y tan vacío. Y eso que aún no habían sacado los muebles. El periodista debe de estar feliz por semejante hallazgo. Un titular impactante, social. E intelectual. Porque con el vacío ya experimentaban Chillida y Oteiza. A ver si ahora los pisos de los desahuciados van a ser objeto de arte y el ertzaina y el periodista se convierten, de la noche a la mañana, en visionarios de un nuevo movimiento creativo.
Pero resulta que no. Que no nos encontramos ante una nueva vía abierta en el camino del arte deconstructivista en tiempos de hambre y drama. Ni siquiera ante una reflexión filosófica de medio pelo. La cita del titular no es más que un entresacado de un artículo sobre lo mal que se sienten los agentes del Estado cuando tienen que poner a la gente en la puta calle. Una especie de “me duele más a mí que a ti” que EL CORREO hace en descargo de policías, agentes judiciales y jueces.
Casi me gustaba más el titular cínico y desalmado, el homenaje al espacio diáfano. El milagro artístico que surgía de la incomparecencia forzada del inquilino expulsado. Porque del parte lacrimógeno lavaconciencias, ¿qué reflexión podemos extraer? Si los agentes encargados de cumplir la legalidad vigente comienzan a cuestionarse sus funciones, qué va a ser esto. ¡La revolución! ¡La anarquía! ¡A dónde vamos a ir a parar! ¿A un falansterio de Heraclio Fournier? Menos mal que después del calentón todo vuelve a su ser. Los que no vuelven son los alzados a sus casas. Por mucha congoja que les provoque a algunos.

Héctor Sánchez © humorenlared.com

 

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