febrero 12, 2013

Flims: Lincoln

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r150_flimsSi viviésemos en una época en la que aún funcionasen los tribunales de la Inquisición (y no me refiero a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, sino a los que torturaban herejes y quemaban brujas), Steven Spielberg sería juzgado por el Santo Oficio por emplear hechicería y magia negra. Y es que, más que caracterizar a Daniel Day-Lewis para que interpretase al decimosexto presidente de los EE.UU., el director parece que haya desenterrado un cuerpo embalsamado de Lincoln y lo haya resucitado durante una noche de tormenta. La interpretación del británico es sublime. Al espectador casi le da pena cuando piensa que al bueno de Abraham le van a pegar un tiro en un teatro, que le dejará tetrapléjico y solo podrá mover su pie izquierdo.

Sin Ley de Partidos
La película se centra en las vicisitudes de Lincoln para conseguir que el Congreso apruebe la enmienda que aboliría la esclavitud en Estados Unidos. Debe hacerlo antes de que termine la Guerra Civil, no sea que cuando los sudistas reabsorbidos se reincorporen al parlamento veten la propuesta. Afortunadamente para el presidente, y el espectador bienpensante, Lincoln se hace con la suya. Gracias a su victoria nunca existirán las leyes de Jim Crow sobre segregación racial, activas hasta 1965, ni el gobernador de Alabama pronunciará la frase «segregación ahora y segregación siempre» en 1963. El sistema funciona.

LO MEJOR
Que Spielberg no haya tirado por los mismos derroteros que en Amistad. Se ve que de los fiascos se aprende.

LO PEOR
Que la película no acabe cuando debe y se recree el asesinato de Lincoln para contentar al espectador morboso.

Horacio Sandoval © humorenlared.com

 

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