Debajo de la Palmera: Sobredosis de Prieto y la estación de Abando
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En el último mes, al ayuntamiento de Bilbao ha llegado un nuevo busto de Indalecio Prieto. Asimismo la Fundación Ramón Rubial ha presentado un nuevo libro sobre el líder socialista, nacido en Oviedo, pero bilbaíno de adopción y corazón. Y no está mal tanto Prietismo, aunque sería bueno también que los socialistas sacaran a pasear en el recuerdo a algunos otros dirigentes a los que tienen en el cuarto oscuro. Hace poco, el martes 12 de marzo, Juanjo Olaizola hablaba de la estación de Abando bautizada como Prieto y con una enorme cabeza en su hall de llegada. Olaizola recordaba lo poco que le gustaba a Prieto esa estación. El socialismo vasco tiene olvidados a Julián Zugazagoitia, diputado, ministro de la República y fusilado por Franco y a los consejeros socialistas del primer gobierno vasco presidido por Aguirre que además fueron concejales del Ayuntamiento de Bilbao como fueron Santiago Aznar y Juan Gracia los dos enterrados en el exilio. Uno en Caracas y otro en París. Sin embargo para el PSE no hay más socialistas que Rubial y Prieto. Andan flacos de memoria histórica. Lo malo es que como recuerda Olaizola, Indalecio Prieto tenía su opinión en relación con el nuevo Bilbao. Idea en la que trabajaba con el arquitecto municipal Ricardo Bastida, abuelo del hoy consejero de Economía del Gobierno Vasco Ricardo Gatzagaetxeberria. Prieto contó estas cosas en su libro Pasado y futuro de Bilbao, libro que reúne el contenido de tres conferencias sobre la capital de Bizkaia, que impartió durante su exilio mexicano. En estas páginas pueden leerse las opiniones que le causaban a Prieto la actual estación de Abando que en 1948 levantaron las autoridades franquistas y que es la que lleva su nombre. Cuando Don Inda, como también se le conocía, supo de la chapuza levantada lo denunció en la introducción del libro: “Explicaré primero la génesis de esta charla. Hace dos años, quizá más, empecé a redactar unas cuartillas acerca del plan de reformas de Bilbao al que estará consagrada hoy la segunda parte de mi disertación. Llevaba escritas como un centenar cuando recibí la visita de una señora recién llegada de nuestra Villa, quién me trajo la boina con la que hoy he venido tocado, obsequio de un sombrerero cuyo nombre deberé callar para no exponerle a represalias; y dicha viajera me enteró, causándome no poco disgusto, de que estaba construyéndose la nueva estación del Ferrocarril del Norte, con la fachada paralela a la calle Hurtado de Amézaga, desde la plaza Circular hasta la calle de García Salazar, mediante lo cual quedaba frustrado el bello proyecto del ilustre arquitecto don Ricardo de Bastida. A base de una estación central, el señor Bastida, uniendo su estudio al de los restantes técnicos de la Comisión de Enlaces Ferroviarios de Bilbao que, como Ministro de Obras Públicas designé yo, ideó utilizar buena parte de los terrenos que, ocupados por las vías del Norte, forman un quiste monstruoso en el corazón de Bilbao, para destinarla a una gran plaza abierta, decorada con jardines. Entonces, el centenar y pico de cuartillas que llevaba escritas las arrinconé en un cajón, sin volver a acordarme del asunto hasta que en marzo del año último, al disponer de mi viaje a San Francisco de California, revisando papeles, topé con ellas y las rompí”. Más adelante, el propio Indalecio Prieto señala: “Desde el Ministerio de Obras Públicas proyecté la realización de enlaces ferroviarios en Madrid, Barcelona y Bilbao. Los de Madrid han continuado. Dejé tan avanzadas sus obras, incluidos los edificios de nuevos Ministerios en la prolongación del Paseo de la Castellana, y la electrificación de las líneas principales que era casi imposible, a menos de rebasar el grado máximo de la barbarie, destruirlas. Aunque mis proyectos sobre Madrid fueron criticadísimos, pues se llegó a denominar «tubo de la risa» el enlace de los ferrocarriles por debajo de los paseos de la Castellana, Recoletos y el Prado, es lo cierto que la dictadura ha proseguido, aunque lentamente, su construcción y es también cierto que ya están funcionando las electrificaciones Madrid-Ávila y Madrid-Segovia, la última de las cuales ha sido inaugurada muy solemnemente meses atrás por Franco, solemnidad que la prensa falangista ha aprovechado para elogiar esta mejora, atribuyéndosela al Generalísimo, cuando éste no tuvo arte ni parte en ella, pues se debe enteramente a la República. Bilbao no ha tenido tanta suerte y conforme indiqué el otro día, una ruindad idiota, sin duda por tratarse de iniciativa mía, ha frustrado el proyecto de don Ricardo Bastida de convertir el primer trozo de la calle Hurtado de Amézaga en amplia plaza ajardinada, hacer retroceder la estación y reservar el fondo de los jardines para monumental edificio con destino a oficinas públicas. No sé a cuál de los literatoides que han sido alcaldes de Bilbao a partir del año 37, apoyados solamente en la voluntad del tirano y contra la voluntad del pueblo; no sé a quién de esos señoritos achacar la responsabilidad de semejante crimen contra Bilbao, cometido o amparado desde la alcaldía, al patrocinar o consentir una obra que frustra tan bello proyecto”. Hasta aquí lo escrito por Don Inda. Prieto tenía un gran aprecio por el católico Ricardo Bastida. Su relación personal fue de respeto y mutua admiración aunque políticamente discreparan en casi todo. |
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