Mens Insana: Mayores
Se me va mucho la pinza aunque me cueste admitirlo. Tengo despistes frecuentes. Meto el azucarero en el frigorífico, y escondo cosas por la casa que después no encuentro. Por suerte de momento no ha habido nada grave que lamentar, excepto por una olla de cocina que estalló hace años. Pero eso era cuando aún estaba bien. Los médicos me sobran. Yo soy mi propia médica. Aunque no me aclaro con las pastillas que debo tomar. ¡Putos pastilleros!, a partir de los 75 años no hay ser humano que entienda esos artilugios. Pero no estoy sola en este jardín sin flores. Mis familiares se las arreglan para darme el coñazo cada día preguntándome si he tomado la medicación, recordándome lo que no me conviene comer, racionándome la sal, sacándome a pasear, acompañándome al supermercado, a los médicos, etc. ¡Qué gentuza! Aunque admito que a veces me vienen bien. Me jode necesitar ayuda, me cuesta pedirla, y por eso disimulo mis torpezas. Otras en mi situación… van tirando como pueden. Malamente. Con el paro que hay me pregunto dónde están esos hijos y nietos. Estoy segura de que no han podido olvidar todo ese tiempo en el que hicimos de abuelos, padres, niñeros, y de tantas cosas… Sheila Blázquez © humorenlared.com |
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