Tipos Legales – Vascos Preferentes
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 Mientras otros jubilados llevan una vida sencilla y austera gracias a unos ingresos que en una gran mayoría rozan la miseria, los veteranos de la jefatura bancaria no conocen el descanso.Hace una década, en plena burbuja, la jubilación del copresidente del BBVA Emilio Ybarra y del consejero delegado Pedro Luis Uriarte, le salió al banco por 57 millones de euros. “Coló porque lo cargamos a las reservas, que si no tenemos que despedir a 1.000 mostradoristas”, explica un consigliere centrado en el Plan 2013-2023, que incluye el cobro de protección o pizzo a las personas que pernoctan en los cajeros. Ybarra, (alias El Rubio, alias Tiburón Blanco, alias Pinchalatas) fue un adelantado. Sus problemas con la Justicia a cuenta de unos “dinerillos” depositados en la Isla de Jersey forzaron su salida del negocio. En 2009, José Ignacio Goirigolzarri cobró 52,49 millones de euros por dejar la vicepresidencia del BBVA. Volvería a empañarse las gafas tres años después haciéndose cargo de la nacionalizada Bankia por 600.000 “simbólicos” euros anuales (Ver EL KARMA 145). Un complemento para su pensión. “Justo cuando pensábamos que el clan de Neguri se había retirado, vuelve al ruedo”, comenta emocionado Borja Mari Sakubetikogoitia y Cazalla, presidente del Club de Inversores de Getxo-Goikoa. Los sindicatos de Bankia pactaron con Goirigolzarri un ERE para 4.500 personas, con indemnizaciones de 30 días con un tope de 22 mensualidades en las bajas voluntarias, y una prima de 2.000 euros por trienio trabajado. “Y dirán que no pensamos en los menesterosos”, abunda Sakubetikogoitia. Tiempos modernos En 2013 la campanada la ha dado el también vizcaíno Alfredo Sáenz, con 88 millones de jubilación, cortesía del Banco Santander. No basta con cobrar ese dinero y emigrar a Castro Urdiales o las Seychelles. Hay que estar dispuesto a volver a la brecha si la situación económica lo requiere. “No la del individuo, sino la de la Organización. De la usura organizada no se sale salvo con los pies por delante”, afirma una agente de la Ertzaintza especializada en triles y tripletes. Las pensiones de estos vascos preferentes superan la cuantía media de las pensiones de jubilación de Euskadi: 1.053,96 euros al mes. “Mientras se aterroriza con informaciones sobre la inviabilidad del sistema público de pensiones y se fomentan los planes privados, estos tres tipos legales muestran que montártelo por tu cuenta sale a idem”, afirma el economista Juancar Tolas. El autor del manual de estadística Si tú te has tomado dos marianitos y yo cero, estamos igual de beodos recuerda que “hay pensiones más bajas, como la de viudedad, que en Euskadi está en 728 euros de media”. Uno de los nuestros El futuro que aguarda a Alfredo Sáenz es un misterio. A finales de los años 70 del pasado siglo el entonces ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún (alias Espinete) le intentó captar para el ramo de la violencia legitimada en régimen de monopolio estatal. Hoy ocupa la cartera Pedro Morenés Eulate, otro getxotarra de pro, que tiene dos serios problemas con los submarinos de la clase S-81: sobrepeso y sobrecoste. “Quien reflota un banco es perfectamente capaz de reflotar un sumergible, pero no hemos concretado nada todavía”, comentan desde el Ministerio de Defensa. Horas de petanca “Casi seguro que no se le verá jugando a la brisca en algún local del jubilado de Kutxabank”, comenta un sindicalista del banco vasco-cordobés que no descarta su aparición en otras partes del organigrama. “Esta gente no se jubila nunca”, admite la psicóloga María Isabel Cebú, autora del libro Pa lo que me queda en el convento, me cago dentro, que recoge las experiencias de altos directivos. Según Cebú, no es igual trabajar manejando dinero de otros en grandes cantidades, lo que acostumbra a uno a moverse a cierto nivel, que ser reponedor en un Eroski. “Aparte de ser imposible cobrar todos así, solo esos pocos elegidos pueden afrontarlo con serenidad psicológica”. Según Cebú cobrar “pensiones de subsistencia mantiene alerta al ciudadano”. Rebuscar en los contenedores “es beneficioso para cuerpo, mente y medio ambiente”. Por otra parte, apunta Juancar Tolas, si con la vida laboral cotizada solo da para una pensión escasa, hay dos salidas: jubilarse a los 103 años o colocarse de taxista-minijob. “Así redondean algunos jubilados alemanes la pensión, mientras anhelan pillar una carrerita hasta Mallorca”, explica. Cebú añade otra: “pasar la deuda que genera la pensión a los biznietos, como cuando se firmaban hipotecas a más de 50 años recién cumplidos los 40”. Para todo lo demás: www.bbva.es Azul gandul www.bancosantander.es Rojo vivo www.bankia.es Marrón verdoso Abel de las Heras © humorenlared.com |
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