Flims: El Hombre de Acero
El Hombre de Acero se suma a la moda inaugurada por El Caballero Oscuro de omitir el nombre del superhéroe en cuestión del título del film. A estas alturas resulta difícil que alguien pudiera pensar que se trata de un drama social sobre la ardua tarea de un sindicalista durante los últimos días de actividad de Altos Hornos de Bizkaia, pero en cualquier caso es una apuesta arriesgada. No, Zack Snyder no es Ken Loach, ni falta que le hace. El film deja de lado las zozobras cotidianas, hijos no reconocidos incluidos, del Superman de Bryan Singer (al hombre se le dio mejor Marvel que DC) y apuesta por las estilizadas tortas CGI y la acción a raudales que tan pingües beneficios le reportaron al de Wisconsin en 300 y Watchmen. Volare, oh oh La película narra, una vez más, el origen del héroe, su naturaleza alienígena, los tradicionales valores del medio oeste americano en el que se crió, su incipiente miopía y sus desastrosos resultados académicos que le impiden convertirse en ingeniero de telecomunicaciones y le deparan un mediocre futuro profesional como periodista con gafas. Menos mal que una invasión extraterrestre consigue sacar lo mejor de Clark Kent, su nombre de soltero, y le ofrece la oportunidad de convertirse en héroe y representante de gomina. LO MEJOR Este Kal-El parece más comprometido con los estándares de la moda terráquea y no lleva los slips rojos por fuera. LO PEOR Se pierde la iconicidad de la S en el pecho de toda la vida. El nuevo logo pierde fuerza. Al menos no lleva degradados. Horacio Sandoval © humorenlared.com |
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