Oreja a la Plancha: ¿Le damos a la Botella?
Con esta individua al mando, los madrileños nos morimos de vergüenza últimamente. La gente que viene de fuera a ver conciertos sale escaldada de sus ocurrencias, y a la que viene a tocar le falta tiempo para vomitar amargas y justificadas chanzas sobre la sujeta en las redes sociales, en el mismo escenario o donde les pille a tiro. Los garitos que programan música viven acojonados por una nueva raza de pitufos desinformados que reinterpretan licencias, cachean a la gente como a delincuentes y arremeten sin anestesia contra cualquier cosa que pudiera provocar algún disturbio y salpicar la imagen de esta tipa y sus secuaces. En otras palabras, por haber permitido ellos mismos que unos mafiosos patibularios organicen la noche a su gusto y sin freno alguno, hasta el punto de montar una como la de Madrid Arena, ahora nos tenemos que joder todos los demás. Incluido cuando nos reunimos cuatro gatos para nuestras pequeñas movidas. Joder, si los ricos querían poner ahí a alguien a dedo porque se deben a sus cadenas de favores, sus intereses o sus santos cojones, por lo menos deberían haberse planteado poner a alguien que no sea subnormal del todo. |
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