junio 19, 2014

Debajo de la palmera: Como dos viejos hippies

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Tras las elecciones europeas del 25 de mayo, la fuerte abstención y el tiro en el pie al bipartidismo, me da, que tanto el PP como el PSOE poco van a hacer. Las inercias, el control férreo del poder, las resacas, la existencia de una Casta que piensa que basta con puro maquillaje lampedusiano, y que las cosas van a cambiar. Y se equivocan.
La crisis económica lo que ha hecho no es crear una ciudadanía más despierta sino la ha despertado. La España de 2014 nada tiene que ver con la de 1977 donde se pusieron las bases de una transición que hace aguas y que nadie se atreve a tocar. Con el dictador enterrado a sesenta kilómetros de Madrid, porque la izquierda jamás se ha atrevido a contradecir a una aguerrida derecha que pactó algunas reformas con la condición de que ningún culpable de la dictadura fuera a la cárcel, ni ellos dejaran de tener el control sobre el verdadero poder, hemos convivido con la corrupción y la falta de reformas estructurales estas décadas. Y las costuras se están rompiendo.

Mi conclusión tras treinta años siendo parlamentario en las Cortes Generales es que éstas legislan pero jamás han controlado al poder. Mucho menos con mayoría absoluta donde el Congreso y el Senado son solo correas de transmisión del partido de gobierno, o mejor dicho, de los funcionarios que imponen sus proyectos tras discutirlos con los correspondientes lobis con el fin de no lesionar sus intereses. Cada vez hay menos políticos que respondan a la realidad. Cada vez hay más gabinetes de prensa y oficinas de marketing que maquillan la realidad por treinta insulsos segundos de mensaje. Y cuando un tipo con coleta, bien formado, ideas claras y mensaje contundente irrumpe en tu casa a través de la pantalla de la televisión, se lleva el gato al agua porque es el aire de la calle el que te entra y no la mefítica atmosfera de los cuartos cerrados del poder.

Las dos competencias más importantes que tienen las Cortes son legislar y controlar. Legislan, sí, pero no controlan nada. Ni comisiones de investigación, ni preguntas orales donde cierra el debate el gobierno, ni respeto a las minorías, ni censura a los gobernantes, ni eficaces leyes anticorrupción, ni partidos pegados a la calle sino a los aparatos, ni un jefe del Estado que responda de sus actos, ni unas nacionalidades reconocidas, ni un Senado con listas abiertas que responda como tal, como no responde en su representación territorial, ni televisiones públicas que solo hablan del pan y del circo del fútbol, ni auténticos debates, ni pedagogía democrática, ni compasión ante el débil, ni seguimiento de los problemas, ni financiación de partidos alejados de las obras publicas (véase caso Bárcenas),ni ejemplaridad pública. Un Rato que dimite del FMI, hunde Bankia y aparece premiado en varios consejos millonarios. Un Blesa que hizo de Caja Madrid un cortijo particular. Un juez como Garzón fuera de la carrera judicial por temas menores que le impiden investigar la barbaridad de una dictadura que nunca va a ser juzgada y tiene que venir aquí una juez argentina. Un juez Elpidio Silva fuera de circuito por encarcelar a un presunto ladrón como Blesa. Una Infanta de España que la opinión pública sabe que es responsable de los delitos de su marido pero ahí está su padre y un ponente constitucional haciendo lo imposible para que no sea procesada después de mentir el rey al decir que la justicia es igual para todos. Una situación catalana que no se ha querido abordar a tiempo. Un estatuto de Gernika incumplido, siendo ley orgánica refrendada porque para completarlo el PNV ha de dar apoyos en Madrid al partido del gobierno. Un Felipe González responsable político de los GAL dando lecciones de moralidad y ética. Un Aznar reconcomido y estorbando todo lo que puede. Un PSOE que ha funcionado como un PP bis. Un deslumbrante culto a la educación norteamericana sin poner nunca las bases para una ley educativa que dure años y solo por mero sectarismo… y así hasta trescientos comentarios de este tipo que nos lleva a la conclusión que la ciudadanía está harta.

El pasado mes de abril, el Fiscal general del estado, Torres Dulce, en la Comisión del Constitucional del Congreso dijo enfático en relación al combate contra la corrupción, lacra sangrante de esta sociedad: Falta de medios legales y personales. Ausencia de mecanismos de acceso a base de datos públicos para poder combatir la corrupción. Legislación insuficiente, enrevesada y con penas no acordes con la gravedad que se demanda con la ciudadanía: actuación exasperadamente lenta, absoluciones difíciles de entender y sin recuperación de dinero, prescripciones incomprensibles, indultos a corruptos y agujeros negros en la ejecución de las sentencias son algunas de las disfunciones demoledoras que Torres Dulce denunció, un Fiscal General puesto ahí por el gobierno. Treinta y seis años de Constitución, y este resumen, que lo dice todo. Buen diagnóstico, pero ¿se hará algo?. Por supuesto que no.
La política si algo es, es diferenciación. Como cuando uno va a una frutería a por frutas y a una zapatería a por zapatos. No es muy lógico mezclar frutas con zapatos, aunque todo se andará, porque es lo que ha hecho el PSOE con los temas que ha llamado de “estado” y que solo afectan a su unidad.
Entiéndase pues, que en este contexto, el que un joven universitario, sin lastre alguno de poder más que su fascinación por el chavismo haya utilizado la televisión para denunciar este estado de cosas como usaba Chávez su Aló Presidente, haya puesto una pica en Flandes con más de un millón de votos.

El peligro es que el PSOE pierda el rumbo y quiera hacer una mala imitación del discurso de Podemos. Sería como la aparición en el ring de esos viejos hippies cargados de artilugios y con ropa impropia de su edad. Y sería peligroso que el PP derivara en el discurso de un partido como Vox que no ha logrado interesar a casi nadie porque lo que dice Vox ya lo dice Cañete, Cospedal y Aznar.

Algo pasará, pero no lo que tendría que pasar.

Iñaki Anasagasti © humorenlared.com

 

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