julio 1, 2014

Gora Euskadi: Semos peligrosos

Hay pocas cosas en esta vida que nunca decepcionen: el amor incondicional de tu perro (a menos que contraiga la hidrofobia y te arranque la mano de un bocado), una película de Chiquito de la Calzada (nunca les dieron un Goya por política) y, por supuesto, la sección de Sucesos de EL CORREO.
En el caso de la información que nos ocupa, su autor se lleva el coco y la botella de anís. Porque no es fácil la doble filigrana que consigue con maestría ensayada. Para empezar, inocula en el lector un pánico cerval como no se conocía desde los tiempos en que Jarabo y el Lute les pagaban las facturas y el colegio de los niños a los redactores de El Caso. Bandas de chavales, algo cabrones, todo hay que decirlo, parecen sembrar el terror en Vitoria-Gasteiz, cual gira promocional de Atila el Huno en marcha hacia Roma. Según el texto, “pese a no poder considerarse aún como bandas, «son el germen» de este tipo de grupúsculos”. La información también expresa que “no estamos en la situación de alarma de otras ciudades, sólo tenemos dos actuaciones al mes de media de estas agrupaciones”. Pero eso, ¿a quién puñetas le importa? ¿Para qué esperar a que haya una situación de inseguridad ciudadana real cuando se puede generar alarma social, pánico y ataques de diarrea entre la sufrida población desde mucho antes? Porque no estamos ante unos chavales ordinarios, no. Que son menores «vitorianos, latinos y magrebíes». No sé qué me resulta más amenazador, si la posibilidad de que sean las tres cosas al mismo tiempo o la inclusión del término “vitoriano” como nuevo grupo étnico de riesgo.

El segundo objetivo que consigue la noticia es contribuir al regreso del Espíritu de la Transición ante la zozobra reinante por la abdicación del Rey y el tambaleante futuro del bipartidismo, porque los demócratas debemos cerrar filas y estar ahora más unidos que nunca y que si esto y que si aquello. La principal aportación del redactor a esta causa es su habilidad para sumirnos en la nostalgia, y revivir la época de esos grandes clásicos de los 70 y 80 como Perros Callejeros, Navajeros o Miedo a Salir de Noche. Solo que ahora, en vez de al Torete, al Trompetilla y al Vaquilla tenemos al Guassapps, al Yutubes y al Perreos.
Aunque, en lo básico, a la gente se la sigue acojonando de la misma manera.

Héctor Sánchez © humorenlared.com

 

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