agosto 1, 2014

Juego de niños: Cañerías

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Madrid es lo que tiene. Vas un día cualquiera al trabajo y te tropiezas con la coronación de un rey. Los que pasean por sus calles deben de contar con un rico anecdotario, o eso creo yo. ¿Quién no se habrá topado con una expresidenta escapando de la policía municipal, un hijo de un ministro evadiéndose tras verse implicado en un accidente o un alto magistrado ebrio haciendo cabriolas con su moto?

Yo también tengo mi chascarrillo madrileño. Pongámonos en situación. Pleno mes de agosto, un curso de verano en El Escorial. Calor, mucha agua mineral. Mientras me dirigía  a los aseos, iba absorta con un asunto candente como es la semiología de la imagen poética. De súbito, en la puerta de los servicios, un tipo trajeado, alto y fornido me cortó el paso.
-No puede entrar.
-¡¿Por qué?!
-Porque dentro está su Majestad la Reina.
-¡Ah! Vale, vale.
Me fui a los aseos del otro lado, riéndome por lo bajini y con la inevitable y poco poética imagen en mi cabeza, claro está. Qué hermoso canto a la igualdad universal. Ya lo decía el culebrón, los reyes también lloran. Y eso otro también. Con la pequeña diferencia de que necesitan de una vez diez inodoros. ¡Serán cagones!

Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com

 

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