enero 9, 2015

Butaca de Gallinero: Zenón

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La paradoja de Aquiles y la tortuga, de Zenón de Elea, establece que, en una carrera entre el héroe aqueo y un galápago artrítico, si el veloz semidios le diese al reptil una ventaja inicial de diez metros, jamás podría alcanzarlo. Resumiendo, cuando Aquiles (diez veces más veloz) haya recorrido estos primeros 10 metros iniciales la tortuga ya estará más lejos, un metro más allá, y cuando Aquiles haya recorrido este nuevo metro para alcanzarla, la tortuga estará otra vez más lejos (10 cms. más). Aquiles continúa pero al llegar allí, la tortuga estará otro centímetro más lejos (es decir en los 11 metros y 11 cms.) así sucesivamente. O sea, que el espacio es infinitamente divisible. Como las adaptaciones cinematográficas de las sagas juveniles.

Si ya resultaba mosqueante que el último libro de Harry Potter se dividiera en dos partes y El Hobbit lo hiciera en tres, la decisión de cercenar por la mitad la adaptación de Los Juegos del Hambre: Sinsajo trae de cabeza a los fans y a los discípulos de Greimas. Miedo me da pensar en La cura mortal, última entrega literaria de la saga El Corredor del Laberinto (recientemente estrenada en salas). A película por capítulo. Para qué matar la gallina de los huevos de oro cuando la puedes atar al potro inquisitorial y estirarla hasta el infinito. Zenón, la que has liado.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

 

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