Puños fuera: Cartujos
Quienes por imperativo laboral pasamos más de lo recomendable en el transporte público y nos hemos distraído de siempre con la charleta ajena, asistimos atónitos a un mutismo general solo roto por escasas conversaciones telefónicas en variopintas lenguas que rompen a golpe de decibelio, el chirriante silencio imperante. La clave de este secreto a voces no es otra que la epidemia del explaye vía byte, que ha desplazado el bullicioso patio de vecindad a la evanescente nube en la que millardos de caracteres marean, en aburrido código binario, los detalles de unas vidas spam. Este voto de silencio, que recluye a quienes se dejan atrapar en él entre los muros del convento tecnológico, se ve a sí mismo hegemónico y son ya los que osan hablar en público, mirados con desprecio: charlar es ahora de viejos (no saben), de niños plastas (no tienen) o de inmigrantes extracomunitarios con solo cash para tarjeta prepago (no pueden). Los nuevos rostros pálidos, torpemente iluminados por el resplandor de sus pequeñas pantallas, amenazan con la desafiante callada por respuesta a los últimos mohicanos de la viva voz. Pero os damos nuestra palabra de que resistiremos. Jtxo Estebaranz©humorenlared.com |
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