En tiempos de Franco, decían que por culpa de los caprichos de la esposa del dictador, Doña Carmen Polo de Franco, más conocida como Carmen Collares, los joyeros hacían un bote para pagar las joyas que la citada señora se llevaba de las joyerías, sobre todo collares de perlas. Aparecía, se probaba varios y se los llevaba, sin más. ¿Y quién era el guapo que se atrevía a pasarle la factura?
La idea fuenteovejunesca no es mala y quizás alguien la rememore para que los restaurantes de cinco estrellas se pongan de acuerdo porque tarde o temprano aparecerá por allí el llamado rey Juan Carlos a gozar de las exquisiteces de las cocinas de los grandes chefs, pero «gratis total».
El hombre en lugar de visitar monasterios o comedores escolares o exposiciones sobre Santa Teresa o Las Edades del Hombre, prefiere más el dolce far niente de la buena gastronomía que la disciplina de la contemplación del arte o de las obras de caridad. El Campechano vive ahora una segunda monarquía, ésta sin grandes recepciones ni sin tener que escuchar soporíferos discursos y dicen que ahora sí que vive como un rey. Y para que no incordie al hijo le van a habilitar un despacho ad hoc en el palacio de Oriente. Palacio, título de rey, comidas gratis, viajes de placer, fútbol y toros. Y de vez en cuando algún negociete o alguna llamada al jeque de turno para desengrasar algún pedido de importancia y todo esto hecho a mayor gloria del Estado. Y con alguna Corinna de acompañante.
Pero esto era ya sabido. Este hombre no ha dado palo al agua en su vida, no ha leído un libro completo, sus revistas preferidas eran las de motos, coches e Interviú con algún Play Boy y tira millas. Su jefatura del Estado, 23 F incluido, será analizada por la historia como el período de un señor puesto ahí por un dictador y que vivió como un auténtico rey del mambo.
Sin embargo del hijo Felipe se decía y dice que es serio, riguroso, y más solvente. Seguramente lo sea, no es difícil, pues algún gen de la madre debe tener pues si le queda alguno de los Borbones, que España se prepare. No le va a salir gratis.
Sin embargo a pesar de su compuesta figura ahí tenemos el primer escandalito de tan respetable señor. Al parecer y para no ser menos tiene un amigote, nada menos que el yerno de Villar Mir, otro camaleón franquista incrustado en los grandes negocios españoles, y que tiene un yerno que es una joya y que atiende como Javier López Madrid que acaba de ser acusado de maltrato a una mujer. Para ser más exactos, acoso sexual, pero con amenazas y malos tratos incluidos. Todo muy presunto, claro está, pero lo suficientemente grave para que este pájaro, nuevo vicepresidente ejecutivo de la mayor compañía de ferroaleaciones del mundo, lo consideremos un tipo poco recomendable.
Pero este Javier López Madrid es amigo de su Majestad Felipe VI y debió colaborar a que el noviazgo de Felipe y Letizia se llevara con la muy necesaria discreción. La consabida opacidad de la Casa. Y como no podía ser menos, habida cuenta de la importancia del personaje como amigote del rey, un grupo de amigotes de Felipe VI, se han vuelto en defensa del acusado. Por ejemplo los hermanos Fuster que conocen bien a la dermatóloga querellante.
Y se ha hecho el silencio. No es de buen gusto hablar de estas cosas. Como tiene que ser en este caso. El amigo del rey, el yerno de Villar Mir, no puede ser pasto de los buitres de la prensa, ni de medios que escarban en estos feos asuntos. Silencio. Se rueda.
Otro caso. El rey tuvo que suspender su viaje a Francia a cuenta del desgraciado accidente de aviación. Entre los actos que iba a realizar uno de ellos consistía en visitar la biblioteca del Instituto Cervantes de París que, ¡oh sorpresa! es el antiguo edificio del PNV en la Av. Marceau, cerca de la Plaza de la Estrella, incautado por la Gestapo en 1940 y requisado por Franco en 1952, funcionando hoy en día la biblioteca del Instituto Cervantes. El llamado gobierno democrático no solo sigue sin devolver tan preciado inmueble, sino que encima le invita al hijo de aquel rey campechano y comensal para que visitara lo que no es suyo.
Ante eso formulé una pregunta a García Margallo inquiriendo si el rey sabe que ese palacete es del PNV. ¡Horror! Al rey no se le puede preguntar directamente nada. Es irresponsable, y tuve que reformular la pregunta inquiriendo al Gobierno si cree que el rey sabe que el Instituto Cervantes de París no es suyo. Y así me la admitieron.
Seguramente me contestarán lo que les da la gana, pero es lógico, no se pueden hacer preguntas impertinentes y menos a un rey hijo de un Campechano y amigo de un yerno de Villar Mir.
¡Faltaría más!
Bueno, empezamos a tener nuestros amigotes y nuestros escandalitos. Ahí está el caso. De su cuñado y de su hermana, no hablamos en esta oportunidad. Habrá tiempo de hacerlo.
Iñaki Anasagasti © humorenlared.com |