Juego de niños: Frutas
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Giacomo Casanova, el músico, aventurero y diplomático veneciano del siglo XVIII, fue además un gran nutricionista adelantado a su tiempo. No en vano afirmó que con las mujeres sucede como con las manzanas. A menudo las más hermosas no son las que saben mejor. Frujívoro empedernido, imagino la cantidad de manzanas que tuvo que probar antes de llegar a semejante conclusión. Entre ensalada y ensalada de frutas recorrió Europa y se codeó con grandes figuras de su tiempo: Rousseau, Catalina II de Rusia, Voltaire, Mozart, Luis XV, Madame de Pompadour. Era alto, elegante, simpático, bromista, inteligente, vanidoso y no muy aficionado a las novelas. En 2010 la Biblioteca Nacional de Francia compró por siete millones de euros los 3.700 folios del manuscrito original de sus memorias, escrito en francés.
Y es allí, en la France, donde una nueva modalidad comercial aprovecha el 30 por ciento de frutas y verduras que hoy día se desechan en origen sólo por su aspecto imperfecto o extraño. Los del colectivo Les Gueules Cassés -literalmente, “las caras rotas”– las recogen, distribuyen y venden un 30 por ciento más barato en los supermercados. Ganan el productor, el distribuidor y el consumidor. Se evita el despilfarro y todos contentos. El eslogan, “Un poco menos bonito, pero igual de bueno”. Y están arrasando. Qué visionario, Casanova. Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com |
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