junio 3, 2016

Oreja a la Plancha: Vinilo Peleón II – The Revenge

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Hace poco un compañero de profesión, entre birra y birra, nos explicó a varios lo que opinaba sobre el sonido de los vinilos. En este eterno debate, cuando uno defiende el sonido clásico no sabe si está siendo gili-retro, sentimental o directamente un anémico hipster, habida cuenta de que además el audio digital tiene algunas ventajas evidentes. Pero este señor dio en el clavo: cuando escuchas un LP de toda la vida, en el sonido «hay aire». Hay espacio entre los elementos, corre el viento, por así decirlo. La batería está ahí, gesticulaba mi amigo, el bajo allá, en otro lugar la guitarra, la voz o cualquier otra cosa que haya en el disco. Sin embargo en el CD está todo comprimido, aplastado, junto.

Esta percepción es cierta, realista, aun en su subjetividad. Hay algo natural, espacioso, en el rancio sonido del vinilo. De la misma manera los guitarristas preferimos la marca tradicional de altavoces que usan las firmas más conocidas de amplis, aunque sean una mierda, en detrimento de otros más baratos y de respuesta más plana, o nos decantamos por el frágil y chungo puente de una Stratocaster. ¿Por qué? Porque hay colores que gustan más que otros. El del vinilo, como sistema de reproducción para casa, es el color bueno. Yo no busco más.

Juan Abarca © humorenlared.com

 

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