Debajo de la palmera: ¿Se imaginan de nuevo en Madrid funcionando a Beti Jai: la Capilla Sixtina de la pelota?
De los 22 frontones con los que llegó a contar Madrid, sólo el Beti Jai permanece en pie, aunque en estado semirruinoso. Goza, sin embargo, del máximo nivel de protección que otorga la Ley de Patrimonio, pues está considerado una joya arquitectónica del siglo XIX. Hubo un tiempo en el que el fútbol no lo era todo y en el que la pelota, incluso en Madrid, fue un espectáculo tremendamente popular. De hecho, la capital española llegó a contar con veintidós frontones, de los que hoy sólo queda en pie uno, el Beti Jai. Ocupa un solar de más de 3.500 metros cuadrados en el número 7 de la calle Marqués del Riscal, en el barrio de Chamberí, a un paso de la Castellana, es decir, está ubicado en una zona extremadamente jugosa desde el punto de vista del negocio inmobiliario. Lleva casi diez años envuelto en andamios, que evitan que los cascotes caigan directamente a la calle y sólo permiten intuir la magnificencia que el edificio debió tener en sus años de gloria. Porque el Beti Jai, a pesar de su aspecto actual, está considerado como una joya de la arquitectura del siglo XIX y goza del máximo nivel de protección, según la Ley de Patrimonio Histórico. Como frontón, estuvo en activo hasta 1919. Luego albergó los usos más variopintos. Durante la Guerra, fue comisaría de Policía; luego, cuartel de Falange, y, más tarde, garaje. En 1977 y 1991 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con un grado de protección que limita la intervención sobre el edificio a su conservación y restauración. Pero eso no ha impedido su deterioro. Cerca del Congreso también existe Euskal Etxea, frente al Teatro de la Zarzuela, promovido por las Cajas Vascas, pero sin demasiado pulso. Yo, si fuera Rico Mc Pato, me hacía con este solar y lo ponía a valer con el nombre de Beti Jai, la ikurriña en lo más alto y las puertas abiertas a todo el mundo demostrando que somos gente hospitalaria, bulliciosa y con marcha y convertiría el antiguo Beti Jai en una auténtico horno. ¿Por qué no? El acto organizado por la Asociación de Pelotaris de Bilbao, contó con la participación del expelotari Fernando Larumbe, un hombre entusiasta y convincente que nos ilustró sobre la larga pelea que llevan desde hace años para evitar la especulación y demolición de este frontón único en Europa, junto a Igor González. El miedo en la actualidad reside en que caiga en manos de un arquitecto tan famoso como Norman Foster y haga una restauración tan a su manera para dejar su firma que deje irreconocible este gran icono de la arquitectura de fin de siglo XIX. El filme, que también se puede ver en la plataforma online Cineclick, acerca al público al histórico edificio construido a finales del siglo XIX por el arquitecto cántabro Joaquín Rucoba en Madrid, y que está a la espera de su restauración. El frontón fue declarado Monumento del Patrimonio Histórico de España en 1991 y dos décadas después fue catalogado como Bien de Interés Cultural. Gracias a esto el Frontón no es un montón de cascotes ni un edificio de oficinas, pero todavía queda mucha tela que cortar. Pese a este grado de protección, el edificio presenta un delicado estado de conservación, maltratado por el paso del tiempo y la dejación de sucesivos propietarios. Su adquisición el año pasado por parte del Ayuntamiento de Madrid por 7 millones de euros, ha devuelto la esperanza. Este frontón cerca de la Castellana si se logra que sea rehabilitado y preparado para usos múltiples sería una referencia vasca en Madrid de primer orden. Conciertos, boxeo, desfiles de moda, partidos de tenis, conferencias, mítines, restaurant, exposiciones… y lógicamente, Frontón, convirtiéndose en un lugar muy atractivo para una ciudad como Madrid y un lugar de referencia. Había poca gente en esta presentación, pero ojalá tome vuelo y sea su plataforma el lugar de trabajo de algo de sumo interés para el deporte, la pelota vasca, y las relaciones de los vascos en la Villa y Corte. El Beti Jai es el último frontón que queda medio entero en Madrid, tras la destrucción de los anteriores. Y esto no puede quedar así.
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