noviembre 21, 2016

Oreja a la Plancha: El mogote

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Cuando hace unos años empezaron las obras del faraónico mogote que Emilio Botín concibió en vida junto a la bahía de Santander como homenaje a sí mismo, cuya erección sigue su curso a título póstumo, algún iluminado decidió adornar el bonito parque de los alrededores con una especie de tronchos del averno consistentes en palabras como «creatividad», «emociones» u otras similares. Así, en plan bloque del tamaño de un humano grande o más, con la palabra en 3D. No recuerdo qué palabras usaron exactamente, pero sí que uno iba paseando por ahí y se quedaba parado delante de la palabra creatividad (por ejemplo), y se sentía como obligado a pensar «Oh, sí, creatividad, qué bien». Por suerte dichos engendros desaparecieron más tarde.
Señores inventores de cosas que van a estar en la calle a la vista de todos: es horrible apropiarse de un concepto común y plantarlo por ahí como si alguien (no se sabe quién) hubiera descubierto la rueda de pronto. Yo no voy pintando por las paredes «cipote», así en grande, por la misma razón. Aunque dejen que les diga que, si lo hiciera, al menos tendría validez como espontánea parodia de las aberraciones que nos hacen tragar ustedes. Plantadas en nuestra propia calle y pagadas además, por una u otra vía, con nuestro propio dinero.

Juan Abarca © humorenlared.com

 

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