marzo 30, 2017

Oreja a la Plancha: Maneras de malvivir

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Cuando uno rebusca entre los discos usados de una tienda se puede encontrar de todo. Y es que con paciencia acaba apareciendo una buena copia de casi cualquier cosa… ¡excepto de Leño! Los discos de Leño fueron comprados en los ochenta por personas que los pusieron cientos de veces, los pisaron, los doblaron, se sentaron encima, los lanzaron por la ventana, se los prestaron a amiguetes que nunca los devolvieron, luego fueron robados por yonkis, revendidos, dejados al sol, empapados en café y whisky, rayados por mil gatos.
No es que salten, es que redistribuyen las canciones por partes en base a sus propios criterios súper evolucionados. ¡Se lo han ganado! La nobleza es un grado. Cada grumo reseco que, atrincherado en el surco, espera el paso de la aguja para hacerla volar, es en sí mismo un almacén de ADN surtido del que se puede deducir el árbol genealógico de varios barrios de Madrid completos. Son veteranos, entes arcanos que han visto cosas que no creerías, si te miran bajas la cabeza avergonzado. Será porque son muy buenos: en cierto modo no puede haber mayor elogio para un disco que estar destrozado, ni mayor escarnio que mantenerse nuevo durante décadas.

Juan Abarca © humorenlared.com

 

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