octubre 14, 2017

Gora Euskadi: La verdad duele

Es cierto. Vivimos en un mundo gobernado con mano de hierro en guante de purpurina por el triunvirato que forman Mr. Wonderful, Paulo Coelho y Eduardo Punset. Todos somos especiales por imperativo. La frustración no está bien vista. Ser feliz es el decimoprimer mandamiento. Incumplirlo es de pinchaglobos que no saben que, si puede soñarse, puede hacerse, o que si la vida nos da la espalda, debemos mirarle el culo. En este nuevo universo se ha sustituido la filosofía aristotélica por un anuncio de San Miguel. Así que es normal que algunos medios, preocupados por esa existencia edulcorada a la que nos avocan las redes sociales y los comerciales de la teletienda, opten por mostrarnos la realidad tal cual es. Con sus luces y sus sombras. Su yin y su yang. Sin aditivos ni conservantes. Sin endulzar. Si acaso con aspartamo, que es laxante. Un ejemplo ilustrativo es el de la página 35 del periódico EL CORREO del 28 de agosto. Lunes para más inri. Sita en la sección de Economía, disciplina proclive a la ironía y la retranca de un tiempo a esta parte. El titular de la información reza así: «Euskadi ya tiene los parados mejor formados de España». La verdad a las claras. Nada de «Lo nuestro es una matrícula de amor» o «Si el Plan A falla el abecedario tiene 26 letras más». No. Un soplamocos de verdad. Y la verdad duele.

El artículo, no obstante, pierde interés según avanza la trama. Mucha estadística, mucho gráfico, mucha declaración, mucha cita entrecomillada, pero no aporta nada nuevo al high concept del titular. No va más allá. No nos aclara qué se oculta detrás de ese título descarnado, de ese sopapo de realidad al que ningún chaval le va a poner un like. Ni siquiera nos apunta si Rellenado de formularios de Lanbide será asignatura de libre elección. Sólo nos queda elucubrar. A lo mejor EL CORREO quiere decirnos que los universitarios son más vagos que el guionista de Los Fruitis y que no mueven un dedo por trabajar, tras licenciarse, arrullados por los hipnóticos cantos de la RGI. O tal vez, asumido el nuevo paradigma de la precariedad laboral perpetua y el paro sistémico, el diario simplemente nos da un motivo para sentirnos orgullosos de nuestros jóvenes estudiantes. A lo mejor es eso. Jamás una picadora de carne había tenido una materia prima tan sobradamente preparada. Aunque para servir las hamburguesas resultantes hará falta tener un máster. Sólo faltaría.

Héctor Sánchez © humorenlared.com

 

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