marzo 28, 2018

Butaca de Gallinero: Oscars

columna_raguirre_cabecera_gr

Me dan igual los Oscars. Más o menos tan igual como yo les doy a los Oscars. Porque es una noche en la que está todo el pescado vendido. En los festivales, ya sea Cannes, Donostia, Venecia, Sundance o Aguilar de Campoo, las productoras acuden con sus retoños cinematográficos, y deambulan durante unos días a la caza de distribuidores con ganas de marcha. Los premios son la guinda del pastel. Dan gloria, sí, pero, sobre todo, son la antesala del parné. Más o menos. Sin embargo los Oscars premian a películas que ya ha sido exhibidas o están en ello. Ya les han hecho la ola en Rotten Tomatoes. Ya las han despellejado los trolls de turno en Twitter y en los comentarios de todo podcast fandomero que se precie. Ya se ha metido la moneda en la ranura. Sólo falta darle a la palanca y esperar a que aparezcan las cerezas.

No descubro nada nuevo. Dios me libre de ser confundido con un gafapasta de esos que prefieren cortarse las venas con una cuchara de postre antes que ver una película doblada. Sólo divago, con cara de gilipollas, mientras contemplo la lista de ganadores de la Mejor Película de los últimos años. Moonlight, Spotlight, Birdman, 12 años de esclavitud, Argo, The Artist… Ni me molesto en mirar el Box Office. Cuánta pereza.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

 

Pincha aquí para ir a otras columnas de Roberto Aguirre

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados