Oreja a la plancha: Chuck Schuldiner facts
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Huía de las partes fuertes del compás como si quemaran. Cambiaba constantemente de tempo, de ambiente. Usaba los recursos musicales más duros e hirientes que tuviera a su alcance pero ciñéndose estrictamente a lo que a él le diera un buen resultado, y convirtiendo en una gran virtud el compendio de sus atormentadas manías, perfeccionó un modus operandi que a día de hoy todavía parece pertenecer al futuro. Una forma de hacer las cosas que planta cara al más pintado, que te desafía a descubrir el porqué de unas estructuras mensurables, claras y nítidas, pero que se te escurren entre los dedos y se van a su rinconcito a disfrutarse a sí mismas. Se miran pero no se tocan. Y mucho menos se comprenden. Si lo intentas vas a recibir más hostias que una estera, y el resultado va a ser más que incierto. Juan Abarca © humorenlared.com |
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