Gora Euskadi: Hablar del tiempo
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La principal tarea histórica de los medios de comunicación es la de arrojar luz. Contar «la verdad, sólo la verdad, y nada más que la verdad», como decía Walter Matthau en Primera Plana. La prensa es el cuarto poder. La pata que mantiene firme la silla en la que se sienta la razón. Probablemente podría sentarse también en un taburete de tres patas, pero la estampa no quedaría tan lustrosa. Los periódicos apuestan por la objetividad. Y por el progreso. Y el racionalismo. Y rechazan el oscurantismo, la arbitrariedad y la superchería, que apartan al lector de la recta senda que ahonda sus raíces en el espíritu de la Ilustración. Eso sí, debo disentir con algunos aspectos de la noticia. Como sucede con toda disciplina científica, siempre caben el cuestionamiento y la duda, que, por otro lado, hacen avanzar el progreso. Decir que va a hacer mal tiempo durante todo el verano en Euskadi no deja de ser un pronóstico conservador. Mucho más audaz sería hacerlo extensible a Canarias (no consta que exista un pastor del Teide). Tampoco el periódico establece mecanismos para constatar o refutar el pronóstico, ya que los vascos y vascas que se van de vacaciones no podrán ejercer de testigos y los que se quedan tenderán a exagerar, para un lado o para el otro, quedando eternamente en tablas la batalla del relato. Además, el matutino, tal vez demasiado entusiasmado por los superpoderes de este termobarómetro humano, exagera las competencias del pastor, que exceden a las de mero hombre del tiempo, y se hace eco de unas facultades proféticas de lo más agoreras: dice que los turistas huirán y las frutas no sabrán a nada. Cuánta tragedia para un reportaje que habla del tiempo. Héctor Sánchez © humorenlared.com |
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