Debajo de la Palmera: Ojalá le hagan caso al viejillo
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El miércoles 12 de septiembre, en el inicio del último año del actual Parlamento Europeo, se despidió como presidente de la Comisión de esta institución pluriestatal su presidente Jean-Claude Juncker. Llegó a la tribuna con paso incierto y allí dijo cosas muy interesantes y otras realmente insólitas para un luxemburgués que ha sido primer ministro de un país que tiene tantos habitantes como Iparralde. Él sí puede ser independiente, pero los demás no. Sin embargo, no es lo que quiero comentar aquí porque además ese día la noticia era la dimisión de la ministra de sanidad, el máster de Casado, el doctorado de Sánchez y la Vuelta Ciclista, asuntos todos de menor entidad para el futuro de una sociedad que tiene dos retos de los que apenas habla como es el de la inmigración y el de la demografía. Todo lo que discutiéramos sobre ésto no sería ocioso para que el debate se centrara aquí y no en cuestiones subalternas o en auténticas chorradas que teniendo alguna importancia, no golpean nuestra puerta como estos dos retos. Vi al día siguiente la prensa, oí la radio y vi la televisión y sobre lo dicho por Juncker en relación con África no se dijo absolutamente nada cuando el viejo político de colmillo retorcido dijo cosas de interés como, por ejemplo cuando reclamó construir una nueva alianza de igual a igual con África, con el objeto de impulsar la inversión y el empleo, pero también con la ambición de convertir los pactos comerciales con países africanos en un acuerdo de libre comercio de “continente a continente”. «África no necesita caridad, necesita una asociación equilibrada, una verdadera asociación. Y nosotros necesitamos del mismo modo esa asociación». El jefe del Ejecutivo comunitario apostó por «invertir más» en las relaciones con África, un continente que en 2050 tendrá 2.500 millones de habitantes, y que ya no puede ser tratado únicamente desde el prisma de la ayuda al desarrollo. «Mantener ese enfoque sería humillante para África», dijo el viejo político europeo. Así las cosas, Bruselas pide una «nueva alianza para la inversión duradera y la creación de empleo», con un marco permanente para atraer más inversiones privadas hacia África y el reto de crear hasta 10 millones de puestos de trabajo en África en los próximos cinco años. También advirtió sobre la necesidad de apostar por la formación de los jóvenes africanos y prometió que en el horizonte de 2020 la Unión Europea habrá dado apoyo a 35.000 estudiantes e investigadores africanos. Demografía y África y no envejecimiento e inmigración, son los dos temas de los que deberíamos hablar y llegar a acuerdos, y no sobre quién echa el escupitajo más lejos. Lástima que esta sociedad del espectáculo y la banalidad no lo permita. Iñaki Anasagasti © humorenlared.com |
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