Uno de los mayores culebrones de 2015 fue la inmolación de Konami, una de las compañías más ilustres y veteranas del sector, tras sus follones con Kojima por Metal Gear Solid 5 y ese experimento nonato titulado P.T. Tres años después, otro clásico estudio japonés parece seguir un rumbo similar y acabar reconvirtiéndose en fabricantes de pachinkos, gestores de gimnasios o vendedores de bragas usadas. Y que conste que sólo una de esas tres cosas es broma. Capcom ha cerrado su estudio de Vancouver, creador de Dead Rising 2 (y sus tres spin offs) y sus dos secuelas. Es decir, todos los Dead Rising malos que no le interesaron a nadie. Nadie entendió cómo un juego tan especial fue encargado a un estudio novato sin talento y, sobre todo, sin ese delicioso toque nipón que tuvo la entrega original.

Tras sus insípidas secuelas, no sorprende que la compañía anuncie ahora que «como resultado de una revisión del desarrollo de títulos en Capcom Vancouver, Capcom ha decidido cancelar los proyectos en desarrollo en este estudio y se concentrará en el desarrollo de grandes títulos en Japón». La casa madre ha tenido un inesperado éxito con Monster Hunter World, así que aún podrá seguir estirando el chicle de sagas como Devil May Cry y Resident Evil.

Koldo Gutiérrez © humorenlared.com