febrero 14, 2019

Gora Euskadi: En la granja de McLuhan (ia ia o)

Una de las enseñanzas más útiles que aprende cualquier estudiante de periodismo es la célebre frase del filósofo canadiense Herbert Marshall McLuhan. Y digo útil porque te salva cualquier conversación. Sueltas en una cena familiar, en una comida de empresa o en una parrillada aquello de «el medio es el mensaje» y quedas como dios. Aunque no venga a cuento ni lo entiendan muy bien. Mucho mejor que Marwan, dónde va a parar. Nadie pensaría que te has pasado media carrera jugando al mus en la cafetería.
Más allá de la función animadora sociocultural de eventos gastronómicos, la frase tiene su aquel. Viene a resaltar la capacidad connotativa del soporte en el que aparece la información. Una misma noticia no se percibe igual si la vemos encabezando un informativo televisivo que si la leemos en la hoja de un diario local que envuelve el bocadillo de txistorra. Y no todos los medios se consumen igual. Es diferente leer una información en el smartphone cuando vamos en transporte público por la mañana, mohínos, con la legaña fresca y del tamaño de una hogaza de pan, que hacerlo en el periódico de papel, reposadamente, sin que el sentimiento de culpa por procrastinar nos desconcentre. Esto los medios lo saben. Deben competir por captar la atención del lector y usan las armas que pone a su alcance la profesión. Veamos un ejemplo.

El día 3 de enero aparecía en la web de EL CORREO la noticia con el siguiente titular: «Dos personas evacuadas a Basurto por un incendio en el acceso al metro de Indautxu». No hace falta tener una imaginación desbordante para visualizar una escena sobrecogedora. Llamas, gritos, confusión, pánico, ruido de helicópteros, sirenas de ambulancia, más gritos, Sylvester Stallone tratando de evacuar a las víctimas hacia el exterior en plena hora punta. El día siguiente, la misma noticia nos saluda discreta, enjuta, desde una página par de la edición en papel del mismo diario. Esta vez el texto y el titular rezan diferentes: «Dos operarios del metro, hospitalizados tras inhalar humo en el acceso a Indautxu». No hay color. El drama por la supervivencia se ha convertido en un accidente laboral sin gravedad y el incendio en un siniestro en el que «no llegó a haber llamas». El lector comprensivo podría pensar que cuando se redactó la noticia web aún no se tenía suficiente información. Error. Su entradilla ya chafaba la epopeya. Pero para llegar a ella había que esquivar antes el mensaje de actualización de Facebook, la notificación del último meme llegado a un grupo de whatsapp, el anuncio de una tienda china de ropa por internet y varios avisos en el buzón de correo electrónico. El diario, con vocación de servicio público, sólo quería competir en igualdad de condiciones para captar la atención del usuario, tan distraído y disperso últimamente. Ya templará gaitas el papel. Un clickbait sin malicia. Palabrita de McLuhan.

Héctor Sánchez © humorenlared.com

 

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