Gora Euskadi: Mercaderes y templos
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No me cansaré de ensalzar el papel, nunca suficientemente valorado, de la prensa como una de esas boyas con campana que flotan en el mar y que alertan de su presencia a las embarcaciones según son mecidas por las olas. Da igual si, con el tiempo, la ola que la activa se disipa como la popularidad de un diputado por Ávila o si se torna traicionero tsunami. La campana suena igual. Esta función de vocero de desgracias venideras no es baladí, porque, como todo el mundo sabe, y si no lo sabe yo se lo explico, las calamidades siempre llegan en pack y de forma estacional. EL CORREO no se posiciona pero lo deja caer. Que una cosa es hacer acopio de locales comerciales para llenar las principales arterias de las ciudades de tiendas de chinos, centros de manicura y establecimientos de masajes, y otra bien distinta adquirir templos de culto de la Iglesia Católica aprovechando las dificultades económicas de una institución que ha vivido momentos mejores. Qué mala fe, estará pensando el redactor de la noticia. Primero Notre Dame y ahora esto. Hay que ver qué mala idea se gastan estos chinos, que hacen proselitismo de un sistema de creencias que predica el bien de la comunidad para luego acabar persiguiendo el lucro de unas pocas élites. Cómo son estos ateos. Que esa es otra. El periódico nos advierte, a modo de pellizco de monja (o más bien colleja nostálgica de Juan José Millás), que la culpa es de nuestra «desafección religiosa», que vacía las iglesias, nos precipita al vacío del consumismo desaforado y nos catapulta a las fauces de un becerro de oro con forma de «’corte inglés chino’ en una parroquia». ¿Qué será lo siguiente? ¿Comprar una iglesia para celebrar dentro conciertos de heavy metal? Ya no respetan nada. Héctor Sánchez © humorenlared.com |
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