Gora Euskadi: Van provocando
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El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por la avaricia de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Hasta ahí todo bien. La cuestión es que el ciudadano medio se debe de pensar que ese camino está vallado con verjas electrificadas que lo aíslan de cualquier peligro y le permiten dar rienda suelta a sus más bajas pasiones mientras no rebasen los márgenes de esa linde. Es decir, que el vicio y la relajación moral pueden campar por esos senderos, siempre y cuando no excedan los límites de la legalidad, sin temer a otros peligros que esperan, agazapados, más allá de los arcenes. Error. Pero que nadie piense lo que no es. El periódico no hace escarnio en el titular de la presumible adicción al juego del interfecto por crueldad o ánimo inquisitorial. Después de todo, todos tenemos nuestros esqueletos en el armario. Relax. Sólo censura, veladamente, la actitud de este individuo por dar rienda suelta a su vicio apostador de manera pública y ostentosa, en la máquina tragaperras de un local, a la vista de todo el mundo. Iba provocando. Los cacos no son de piedra. Nada de esto hubiera pasado, por otra parte, si el sujeto asaltado hubiese estado jugando en un recoleto casino, como el del faldón publicitario de la página 39 de ese diario, sin ventanas al exterior y con vigilantes de seguridad. O mejor, si hubiera jugado desde su domicilio a través de esas páginas de apuestas on line que recomiendan Carlos Sobera, Manolo Lama, Cristiano Ronaldo, Manu Carreño, Piqué, Juanma Castaño, Carvajal, Julio Maldonado, Casemiro, Josep Pedrerol, Lucas Vázquez, Del Bosque, Capdevila, Navarro o Nadal. Discreto, recogido, anónimo. Dónde va a parar. Discreción, por favor. Héctor Sánchez © humorenlared.com |
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