La patética lección que está protagonizando la clase política se merecería una buena columna. Los políticos en lugar de escuchar lo que dicen sus votantes, parecen preferir repetir la consulta hasta que obtengan los resultados que desean. Quién sabe si les saldrá el tiro por la culata.

Pero en este inicio de verano, hay noticias más sangrantes. Ver como en EE.UU. se persigue a personas cuyo único delito es no disponer de un papel que indique su legalidad burocrática, recuerda los más crueles modos del nazismo.

Así hay una multitud de personas, no se sabe cuántas, que no se atreven a salir de sus casas, porque el nuevo Führer yanqui amenaza con deportarlos a un país del que probablemente salieron hace años, en el que quizás no tengan a donde regresar y, por supuesto, dejando atrás a sus familiares legales en lo que creían era tierra de promisión.

Es sorprendente la insensibilidad que despierta esta realidad no sólo en las personas más cercanas a los hechos, sino de todos aquellos que lo vemos impasibles a través de la televisión, como una teleserie más estrenada este verano.

Tristemente, nuevas razzias policiales nos traen los peores recuerdos del S. XX. Y el resto mirando, como entonces, a la higuera…

Miguel Fernández © humorenlared.com