El Ministerio de Igualdad desea mendiante un tweet que “el grito feminista ‘sola y borracha quiero llegar a casa’ se convierta en una realidad para dejar de vivir con miedo. Los derechos de las mujeres nunca más se perderán en callejones oscuros”. Me pregunto qué tendría en la cabeza la ministra Irene Montero para lanzar semejante soflama. Igual quería parecer la más feminista de todas, apuntarse un tanto, dorar la píldora a cualquier manifestante del 8 de marzo.
Quizá no reparó en su hija Aitana, que sólo tiene unos meses. ¿Le gustaría a la señora ministra que dentro de unos años su hija llegue borracha a casa? ¿Le parecería entonces que su hija es más libre, más feminista por ello? La verdad es que no sé que pensar, dado el grado de insustancialidad que revela el tweet. Imaginemos a cientos de mujeres llegando borrachas a su casa con ímpetu y asiduidad, con fruición y denuedo, haciendo realidad el sueño de la ministra. Imaginemos botellones interculturales e intergeneracionales en cada pueblo, en cada plaza, tras los cuales cada una vuelve a su casa feliz y contenta. Así es como se construye un mundo mejor, venga ya. No entiendo qué tiene que ver el emborracharse con la igualdad entre hombres y mujeres. No me parece un privilegio ni un derecho, me parece una estupidez.

Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com