abril 22, 2020

Grandes Mentiras: 06 – Mejor solo que mal acompañado

Esta vez toca desmentir otra falacia impuesta por los poderes fácticos y socializadores de esta cultura individualista configurada por el capitalismo salvaje. Es mentira que sea mejor estar solo que con gente indeseable. Sobre todo porque muchas veces nosotros mismos somos bastante desagradables. Mejorando lo presente.

Nº 1. Diligencia
Es cierto que el mundo está lleno de personas sin las cuales la vida sería mucho más fácil. No obstante sería aún más difícil vivir solos, como ermitaños. Eso implicaría que no habría otra gente para proveernos de electricidad, agua, alimentos, viviendas o masajeadores de glúteos.
Un infierno.

Nº 2. Reciprocidad asimétrica
Buscar compañeros de piso es un auténtico incordio, mas absolutamente necesario en los tiempos que corren. Es duro que tu compañero o compañera ni friegue, ni cocine, ni limpie la casa. Pero aún es más duro que lo haga y espere lo mismo de ti. En esas situaciones la tensión puede cortarse con un mondador de patatas, pero es más llevadero que tener que pagar uno solo todo el alquiler.

Nº 3. Sexo
Aunque el sexo solitario tiene su punto, es más divertido practicarlo acompañado. Cabe la posibilidad de que, después del acto, nuestra pareja nos haga la manicura con un picahielos, o nos ate a la cama mientras dormimos y al despertar descubramos que nos ha levantado el reproductor de DVD, el microondas y la colección de esculturas de Batman de cristal de Murano. En cualquier caso, compensa.

Nº 4. Diversión
Utilizar el transporte público solos no es únicamente antiecológico, sino muy aburrido y nada enriquecedor. Sin una pareja de ancianos al lado, en medio de un autobús abarrotado, poniendo en común sus últimas operaciones de vesícula y comparando notas, o sin un grupo de adolescentes histéricos haciendo competiciones de reventar espinillas a larga distancia, la vida perdería todo su aliciente.

Nº 5. Prudencia
En el colegio encontramos buenas personas y absolutos bastardos con más mala idea que el doctor Menguele pasando consulta en un ambulatorio. Sin embargo se hacía necesario tener compañeros de clase, porque si no se cumplía el cupo mínimo de alumnos se cerraba el chiringuito y tocaba buscarse profesor particular, de los que cobran medio riñón la hora.

© elkarma.eus

 

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