diciembre 6, 2021

Psico: Autocompasión reiterativa severa

La autocompasión es una respuesta del individuo hacia-para-con las circunstancias que le rodean y su propia percepción de estas circunstancias. Así, las personas que se compadecen pueden hacerlo de manera ocasional o de manera continuada y metódica. Las manifestaciones de autocompasión esporádica son aceptables. Hacerse la víctima de vez en cuando puede ser incluso beneficioso, como demuestran muchos ejemplos en la literatura clínica, especialmente los casos de Lois Lane, Olivia Olivo o José Mourinho. El problema, tanto para el sujeto como para su entorno, es cuando el ejercicio de la autocompasión es crónico.

El hábito de autocompadecerse se debe principalmente a dos motivos.
El primero “es una exteriorización obscena, casi pornográfica, de la baja autoestima”, explica Carlo Botomia, jefe de psiquiatría de la clínica Nuestra Señora de la Perpetua Migraña de Turín.
“El individuo no se quiere nada de nada y por eso se dedica a decir todo el tiempo que es un mierda. Yo intento sacarles de su negatividad, decirles que tener joroba, haber dejado los estudios en cuarto de primaria o una tendencia incontrolable a pegar patadas en la espinilla a los viandantes no les convierte en personas menos válidas. Mientras me paguen, claro. Si no ya se pueden ir a la puta calle esos mierdas…”

Sadomasoquismo reflexivo

Las palabras de consuelo son el segundo motivo para la autocompasión. Que “le doren la píldora”, por emplear términos técnicos, y le consuelen mueven al autocompasivo a no deponer su actitud, ni tratar de superar las dificultades solo y en silencio. “Las palabras de aliento funcionan como un narcótico al que se enganchan irresistiblemente. Más o menos lo mismo que me pasa a mí con la codeína”, concluye Botomia.

La terapia más recomendable para el autocompasivo es que admita y asuma sus propias limitaciones, trate de superar los problemas y, en caso de no ser capaz de hacerlo, encerrarse en una habitación aislada herméticamente con un cactus al que contarle su vida.

Dra. Luisa Bergara © elkarma.eus

 

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