diciembre 22, 2021

Psico: Hablar solos de manera reiterativa

r164_psicoLejos de significar necesariamente un trastorno mental, hablar solos es, según la psicología moderna, un sano ejercicio que denota inteligencia y capacidad de análisis. Hablar en voz alta cuando no hay otro ser humano en los alrededores (si acaso algún animal de compañía o algún electrodoméstico especialmente asertivo) nos ayuda a poner distancia sobre temas que nos preocupan. “Pero hay casos y casos, claro, y mucho zumbado suelto”, explica el psiquiatra Luis Fachas Lienzos. “Una característica significativa, si bien no determinante, que nos puede dar una pista sobre si el sujeto que practica el soliloquio lo hace con inteligencia o es carne de punción ventricular de Cushing es la intimidad con la que lo practica. Si está solo, y es consciente de ello, claro, no hay problema. La cosa se complica si lo hace en la calle, rodeado de gente. Claro, que no es lo mismo musitar la introducción del Discurso del método de Descartes, memorizada para un inminente examen de oposición a bedel, o gritar a pleno pulmón ‘Os voy a matar a todos, las voces me guían…’. No es lo mismo”.

Nunca discutes

Según los tratados de psicología más recientes, hablar solo es beneficioso porque los miedos y zozobras que nos perturban permanecen albergadas en la memoria emocional y solo cuando se expresan en voz alta pasan a formar parte de la memoria verbal. “Y una vez que se almacenan en la memoria verbal, el paciente se pone a hablar del tema como una cotorra. No solo consigo mismo, sino con los psicólogos. Y eso traducido a sesiones de terapia… a 60 euros la hora… Un segundo, que cojo la calculadora… Pues sale un pico. Y eso es bueno. Por lo menos para mí”, comenta optimista Claudia Fragma, jefa del departamento de Psicología de la Clínica Nuestra Señora del Perpetuo Percodan y propietaria de una coqueta consulta de psicoterapia.

Queda demostrado que, en la mayoría de los casos, hablar con nosotros mismos en voz alta ayuda a resolver conflictos de toda índole, al facilitarnos el poner distancia y tener a raya la temida ruminancia. Si después de ese ejercicio de análisis responsable la solución a los problemas pasa por la adquisición de escopetas de cañón recortado o hachas de leñador esa ya es otra historia.

Dra. Luisa Bergara © elkarma.eus

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