marzo 28, 2022

Debajo de la Palmera: ¡Qué país, Miquelarena!

columna_anasagasti_cabecera_gr
columna_cabecera_gr
¡Que país, Miquelarena!

Es lo que le dijo a Jacinto Miquelarena otro escritor hoy olvidado, Pedro Mourlane Michelena. Si viviera hoy, volvería a gusto a su confortable tumba.

Otro escritor fue Eugenio d’Ors que fue ensayista, periodista, dibujante, filósofo y crítico de arte. Escribió tanto en castellano como en catalán. Dicen que este caballero cuando escribía algún texto se lo daba a leer a su doméstica María. Si ésta lo entendía a la primera, decía. “Si usted lo ha entendido María, tendré que oscurecerlo.

En el otro extremo teníamos cercano a un caballero, siempre trajeado, al que llamaban el inglés. Su aspecto no lo identificaba como tal y por eso pregunté de donde era. “Vete a hablar con él”. Fui. No le entendí nada de lo que decía. “No parece inglés y además me parecía que me hablaba en castellano, pero no le entendí nada”. “Por eso le llamamos el inglés”.

“Soy viejo pero no idiota” fue la campaña del valenciano Carlos San Juan que como una hormiguita logró hacerse oir buscando un mejor trato con atención personal de los bancos. El buen señor logró el respaldo explícito de la Confederación española de Organizaciones de Mayores de 65 años. ¿Y por qué banqueros y políticos le han hecho algo de caso? Sencillo. Tocó la tecla adecuada. La iniciativa tuvo eco mediático y es que sin ese eco las cosas no se hacen porque se tienen que hacer sino porque quien tiene que hacerlas queda en evidencia si se sabe de su negligencia. Los responsables no quieren quedar mal ante la opinión pública en una democracia que es un régimen de opinión pública y ante el ruido, reculan. Sin ruido, la vida seguirá siempre igual mientras se da cuenta a los cuatro vientos de los beneficios extraordinarios de los bancos, a los viejecillos o no les atienden y siguen formándose un lío tratando de trabajar con internet que es para ellos una máquina infernal.

Eso sí, los discursos, todos, hablan de transparencia, empatía y cercanía. Es la tónica mentirosa de los tiempos que vivimos

Eso es también lo que le pasaba a Moshe Cohen.

Una reportera de CNN escuchó hablar a un viejito judío, que había estado yendo a orar al Muro de las Lamentaciones durante mucho tiempo, todos los días, dos veces al día…
Lo observó mientras oraba. Después de 45 minutos y cuando el viejito se iba a ir, ella se acercó para hacerle una entrevista.
“Discúlpeme, señor. Soy Rebecca Smith, reportera de CNN. ¿Cuál es su nombre?”
“Moshe Cohen”, respondió el hombre.
“¿Durante cuánto tiempo ha venido usted, señor, al Muro de las Lamentaciones?”
“Alrededor de 60 años”.
“¡60 años! ¡Es asombroso! ¿Y por quién o por qué reza?”
“Rezo por la paz entre Cristianos, Judíos y Musulmanes”.
“Rezo porque terminen todas las guerras y los odios entre la gente”.
“Rezo para que los niños crezcan como adultos responsables, amando a sus semejantes”.
“¿Y cómo se siente usted tras estos 60 años?”
“¡Como si le hubiera estado hablando a una pared!”

Es lo que pasa cuando se elige a un diputado joven, lo más parecido a un coche viejo. En un estudio publicado recientemente sobre “La Tiranía de los cachorros. Cómo las juventudes de los partidos dañan la política”, se decía que “cuando uno se mete en las juventudes de los partidos para hacer carrera la cosa se complica. Y el problema no es cómo entran estos jóvenes, sino cómo salen. Lo que debería ser una palanca de la sociedad para dar voz a los jóvenes, en realidad, es una escuela de cuadros, donde los chavales no se organizan colectivamente para resolver problemas o para discutir de valores, sino que están aprendiendo cómo se “aparateja”, cómo se asesina políticamente, qué cosas no tienen que decir y a quién no tienen que molestar si quieren prosperar… Aprenden lo peor de la política desde muy jóvenes”.

Pues estamos apañados. Entre que unos oscurecen el lenguaje, a los viejillos no les hacen ni caso, a ciertos políticos no se les entiende nada cuando hablan, a otros es como hablar a una pared y la gente joven se prepara para acuchillar al rival, tenemos un panorama que deja poco margen para ocuparnos de las cosas importantes de la vida como son la demografía, la guerra, los refugiados, el respeto a las reglas de juego, la empatía, la solidaridad…

¡¡¡Que país Miquelarena!!!

Iñaki Anasagasti © elkarma.eus

Pincha aquí para descargarte el PDF de EL KARMA 221

Pincha aquí para ir a otras columnas de Iñaki Anasagasti

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados