Gora Euskadi: Con propósito
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Uno de los principales cometidos de la prensa, que, como nunca me cansaré de repetir, está dotada de una capacidad para la reflexión y la formación del espíritu muy superior a la de otros medios de comunicación más vacuos y evanescentes, es la de generar propósito. Mucha gente poco atenta a los detalles podría pensar erróneamente que los periódicos se limitan a informar de lo que sucede a nuestro alrededor, sin reparar en que también guían nuestros pasos en la dirección correcta. Le dan un sentido a nuestra vida a través de las noticias, que seleccionan con el mismo mimo que Juan Valdés recolectaba el café antes de pasarse a la distribución de alcaloides, empresa mucho más lucrativa. Nuestra circunstancia, nuestro devenir, nuestras costumbres, nuestros hábitos, nuestra vida en definitiva, necesitan de ese propósito que nos otorga el medio prensa a través de la palabra. Porque sin él no somos más que cascarones vacíos, con voluntad pero sin una meta. Y es exactamente lo que hace El Correo a través del titular “Uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de uso adictivo de las pantallas”, que encabeza la información a cuatro columnas de la página 47 del pasado miércoles 2 de marzo. Esas dos líneas impresas nos alertan de las debilidades de nuestra juventud, que vive pegada al brillo iridiscente de su celular, sin obtener de él más que un placer efímero y fugaz, como el orgasmo de un conejo o la gracia de un chiste de Broncano. Estímulos pecaminosos sin finalidad ni causa, que, con tanta promesa de entretenimiento gratuito, alejan a las generaciones más jóvenes de la recta vía, la austeridad moral, la mesura en el consumo de la información y la suscripción de 6,95€ del periódico on line.
El diario de Vocento, sin embargo, no puede injerir en nuestro libre albedrío de demócratas de toda la vida, pero, a través de titulares como el que nos ocupa, nos descorre la cortina para que nosotros mismos nos asomemos a la verdad. Y, veladamente, anima a los lectores a que sigan enseñando a sus hijos cómo utilizar correctamente el móvil. Cómo jugar con él en el metro sólo cuando papá o mamá hayan dejado de usarlo para contar socarronamente a un amigo cómo han estado a punto de inflar a hostias a uno del equipo contrario durante el partido de fútbol alevín del que vienen. Sin auriculares, por supuesto, porque la formación y la pedagogía deben compartirse con el resto del vagón. Con propósito. |
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