mayo 29, 2022

Psico: Dendrofilia obsesiva compulsiva

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La dendrofilia es una parafilia consistente en la obtención de excitación sexual con árboles y plantas, bien mediante su uso para obtener placer autoinfligido o manteniendo con el vegetal una relación de pareja. Aunque no se trata de una práctica reprobable que denote un desequilibrio psicológico, siempre que la relación con la planta sea consensuada y se asiente sobre los cimientos del respeto mutuo, en algunos casos puede resultar poco saludable, e incluso incapacitante, si el agente humano de la pareja (o trío, o grupo, si estamos hablando de relaciones abiertas) es incapaz de controlar sus pulsiones.


El trastorno obsesivo compulsivo dentro de las personas dendrofílicas anula la voluntad y la autonomía, al estar el sujeto sometido a sus propios deseos, independientemente del parecer, apetencia o disponibilidad del vegetal en cuestión. “Los pacientes que acuden a mí a menudo no son capaces de pasear por un bosque sin flirtear con todos los almendros o pinos que se encuentra por el camino. No pueden ser selectivos ni domar sus impulsos. Se desnudan y empiezan a restregarse contra toda corteza o arbusto que se les ponga a tiro. No es que yo juzgue, pero la procesionaria es muy puñetera y aunque el individuo dentrofílico lo sabe no puede evitar frotarse como si no hubiera un mañana”, explica la psiquiatra Carmen Oscabo, especialista en constelaciones familiares con geranios.

A veces les dan plantón

Los dendrofílicos obsesivo compulsivos tienen problemas para llevar una vida normal, ya que se ven sometidos a continuos estímulos “como cuando pasan cerca de una tienda de Naturhouse o de un parque público y les resulta muy difícil contenerse. “Sus relaciones sexuales rara vez son satisfactorias porque tan pronto como consuman el coito con un gladiolo ya entran en un estado de ansiedad, con picos depresivos, hasta que vuelven a tener sexo de manera inmediata con una buganvilla, unos claveles o, dios no lo quiera, y aquí ya entramos en tendencias autodestructivas, un macizo de ortigas, continúa la doctora Oscabo.

Además de ejercicios de terapia ocupacional y/o cognitivo conductual, los especialistas prescriben tratamientos a base de bromuro o inhibidores hormonales. También puede ser recomendable cambiar de entorno e irse a vivir al desierto, siempre que no haya cactus en los alrededores.

Dra. Luisa Bergara © elkarma.eus

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