octubre 30, 2022

Butaca de Gallinero: Quedar bien

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La polémica levantada hace semanas por el trailer de La Sirenita, en el que la actriz Halle Bailey interpreta a Ariel, dividió al ya polarizado público entre wokes entusiasmados por el recast de Disney y fans rigoristas tóxicos que no entendían que un personaje de fantasía pudiera tener un color de piel que no se ajustara al canon. A la espera de que Hans Christian Andersen se manifieste al respecto, ouija mediante, queda patente que el verdadero dilema es hasta qué punto el público es consciente de que esas decisiones sobre adaptaciones ‘ethnicfriendly’ no obedecen a un progresismo cultural sino a una necesidad de ganar audiencias congraciándose de manera forzada con sectores de población tradicionalmente subrepresentados.

El asunto es que hay muchas iniciativas para ‘etnificar’ relatos de blancos europeos pero muchas menos de promover narraciones propias del acervo afrodescendiente. ¿Por qué no se habla de un remake del biopic de George Washington Carver que rodara Fred Zinnemann en 1937? ¿Por qué Pixar no adapta al cine la peripecia de Kimazi y la montaña? ¿Hay miedo de que acusen a Hilary Ruben de apropiación cultural? ¿Acaso no da para epopeya de Zack Snyder el apogeo del Imperio de Malí en vez de tanto Wakanda? ¿Será que figuras históricas como la de Harriet Tubman no arrastran demasiada taquilla cuando pasan por la gran pantalla? ¿Hay más prejuicio que orgullo?

Roberto Aguirre © elkarma.eus

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