Flims: The Creator
Se recibe como un soplo de aire fresco que se estrenen proyectos de ciencia ficción que no tengan nada que ver con una franquicia ni sean remake, secuela, reboot o spin-off de otras producciones que ya han asaltado la cartelera en un intento de despegar al espectador del sofá y conducirlo a las salas de proyección. Lo que sucede es que resulta difícil a día de hoy no torcer el morro y temerse lo peor cuando lo más prometedor del particularmente exiguo panorama fantacientífico (no relacionado con Marvel, DC o la quincuagésima adaptación de la saga literaria de Herbert) es una película dirigida por el realizador de Star Wars: Rogue One y protagonizada por el actor principal de la no menos controvertida y nolaniana Tenet. El argumento transita por territorios a medio camino entre el plagio, la pereza y el oportunismo. La guerra entre los humanos y las maquinas, controladas por una poderosa IA que gestiona ejércitos de robots pero no la pongas a dibujar manos, está en empate, aunque la cosa puede cambiar si el equipo de nuestro protagonista no logra desbaratar los planes de la IA de utilizar un arma devastadora. Por supuesto, el arma resulta ser una niña que ha debido de dormir con los auriculares puestos y se le han incrustado en el oído interno, por lo que el dilema moral está servido. El público se divide entre los que quieren que la apaguen, lo que prefieren que la reinicien y los que se conforman con suspender sesión. LO MEJOR El aspecto de los robots enemigos, un cruce entre los androides de la Federación de Comercio de Episodio I y una aspiradora Dyson. LO PEOR La sensación de que ya nos han contado todo lo contable y ya sólo puede disfrutar del cine esa gente a la que aún le gustan los fuegos artificiales. Horacio Sandoval © elkarma.eus |
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