Flims: Wonka
Que sí. Que ya lo sé. Que es por amortizar la IP antes de que caduquen los derechos. Que no tiene nada que ver con un interés genuino por explorar la génesis de los personajes legendarios que cautivaron a varias generaciones y bla, bla, bla. Que vale, que muy bien, que Maléfica y Cruella no están del todo mal para tratarse de exploits que persiguen atraer al lado luminoso a las villanas de Disney en una maniobra a medio camino entre el wokismo bien entendido y la justificación determinista, para nada banal, del mal. Pero que Warner trate de emular la fórmula de su rival con un personaje cuya fuerza reside precisamente en su ambigüedad moral como es Willy Wonka resulta tan hilarante como que el estudio Gibli estrenase las aventuras de un Hitler niño en el coqueto pueblo de Braunau am Inn. Más cercano al candoroso inadaptado social de Burton / Depp que al sociópata pasivo agresivo de Stuart / Wilder, Paul King (Paddington) nos presenta a un relamido Chalamet haciendo de joven chocolatero entrepreneur anarcoliberal al que el Estado, en forma de fuerzas vivas y burguesía asentada en el establish-ment, trata de boicotear su iniciativa empresarial a través de trabas burocráticas y violencia policial. Afortunadamente la masa obrera aborregada de los Oompa-Loompas, encandilada por el discurso populista de su patrón, acudirá al rescate aportando su fuerza de trabajo por unos cuantos granos de cacao. LO MEJOR Hugh Grant haciendo de enlace sindical de los Oompa-Loompas, con un pésimo CGI que ayuda a ocultar lo regular que ha envejecido ese hombre. LO PEOR Que te pases todo el metraje pensando que te vas a morir antes de que alguien se decida a filmar de una vez Charlie y el gran ascensor de cristal. Horacio Sandoval © elkarma.eus |
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