Cómic: Li’l Abner
LI’L ABNER Al Capp Diabolo Ediciones Hay trabajos que perduran en el tiempo y se convierten en leyenda. De hecho hay muchos. De lo que no hay tanto es de obras cuya retranca se haya mantenido vigente desde su nacimiento noventa años atrás. E incluso más difícil resulta que esos comics que rebosan incorrección política y candor a partes iguales hayan resistido las cancelaciones retroactivas tanto del wokismo mal entendido como del cinismo recalcitrante del troll medio. Uno de estos raros ejemplos es la tira cómica Li’l Abner, creada en 1934 por el arquitecto paisajista Al Capp. En plena Gran Depresión, con unos EE.UU. desgarrados tras la debacle del Crack del 29, narraba las desventuras de una familia disfuncional en el empobrecido Sur rural que ya anticipaba la psicotronía pop de los Picapiedra y la descreída postmodernidad de los Simpson. El candor lo aportaba la inocencia de sus personajes, como el mostrenco protagonista, guapo, fornido y más tonto que lavar el coche en galerna. La incorrección política residía en retratar esa bonhomía como un castigo divino que sólo les traía calamidades. Porque la vida es muy perra. El autor, además, era de Connecticut, por lo que la caricatura del hillbilly meridional era aún más sangrante. Pero eso no evitó que la tira, distribuida por United Feature Syndicate y más tarde por el Chicago Tribune New York News Syndicate, se publicara en periódicos y revistas de todo el mundo durante 43 años. Si eres una mujer empoderada te ofenderá Daisy Mae, casada para ser un ama de casa esclavizada. Si eres un criptobro antifeminista te ofenderá que Mammy Yokum te pueda tumbar de un uppercut en el mentón. Delicioso. © elkarma.eus |
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