Flims: Descansa en paz
Algo debe de pasar en Oslo para que sus habitantes fantaseen tanto en la ficción con que la ciudad se les llena de visitantes de inquietante procedencia. Si en la serie televisiva Beforeigners llegaban a la capital noruega humanos prehistóricos, vikingos y gente del siglo XIX, en esta ocasión son los muertos los que resucitan para tratar de hacer vida normal a pesar de sus cuerpos en descomposición y su mirada alelada. Si la motivación creativa reside en una crítica social al fenómeno de la inmigración o a una deficiente política turística no está claro. Pero la fascinación escandinava por lo grotesco, tratada con esa frialdad medida que ya habíamos podido ver en The Innocents, donde un niño con superpoderes torturaba un gato en vez de perder el tiempo con el móvil, se despliega con creces en el debut cinematográfico de Thea Hvistendahl. En pleno verano, un extraño fenómeno altera los aparatos eléctricos y, vaya por dios, hace que los fallecidos resuciten. Pero como los noruegos son de naturaleza estoica y desapasionada para lo que quieren, intentan adaptar la inconveniencia a su cotidianeidad. Aunque no siempre es fácil, porque cuando el chiquillo fiambre se te planta en una fiesta de cumpleaños con la piel putrefacta dile tú que no coma tantos ganchitos que le van a sentar mal. Para quienes fantaseaban con George A. Romero haciendo cine contemplativo de gente que habla. LO MEJOR Cómo la cotidianeidad se va a la porra cuando te das cuenta de que los zombies son gente aburrida con poquita conversación. Como tú. LO PEOR Cierta sensación de nueva vuelta de tuerca al género de los zombies. Esto ya lo habían hecho los franceses con La resurrección de los muertos. Horacio Sandoval © elkarma.eus |
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