Cómic: El guerrero del antifaz
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![]() Manuel Gago Dolmen Ediciones A pesar de que pudiera parecer que en la España de los años 40 y 50 no había vida más allá de Bruguera, el cómic infantil y juvenil tenía otras editoriales santuario que se encargaban de secar convenientemente el seso a los niños, que diría el agorero de Cervantes. La primera productora de tebeos sería Editorial Valenciana, especializada en novelas gráficas sobre nutrición saludable, o del Régimen, como se solían llamar. En el seno de esta factoría de arte secuencial surgieron títulos tan emblemáticos y formativos como Pumby o Roberto Alcázar y Pedrín, cuyas peripecias eran tan joseantonianamente desmesuradas que convertían a las aventuras del gato mágico en realismo costumbrista en comparación. Pero si destacó un título que ha marcado generaciones ese es El Guerrero del Antifaz, de Manuel Gago. Ese soldado cristiano del final de la Reconquista para el que la vida era un eterno cotillón de carnaval. Publicado por primera vez en 1944, dibujado por Gago y guionizado al principio a pachas con su hermano y su cuñado (que siempre decía que él podía haber conseguido las remesas de papel a mitad de precio), narra las aventuras de Adolfo de Moncada, el hijo de una noble castellana secuestrada y desposada a la fuerza con un reyezuelo musulmán que pone al joven al servicio de los ejércitos mahometanos. Adolfo, llamado con ese nombre a dejar huella en la Historia, descubre el engaño de su pérfido padrastro y se pone a masacrar moros malos como si no hubiera un mañana. Sus escenas de violencia serían censuradas en la reedición de la serie de 1972 coincidiendo con la deriva woke del tardofranquismo. A partir de 1978 Gago se animaría a crear nuevas aventuras, esta vez con ramalazos anticlericales y de cuestionamiento de los cimientos tradicionales del poder establecido. El zeitgeist tiene estas cosas. © elkarma.eus |
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