julio 5, 2025

Juego de niños: Eterno retorno

columna_elene_cabecera_gr

He vuelto al gimnasio municipal. Todo sigue como siempre: máquinas que chirrían, bíceps entregados, playlists motivacionales con amenaza rítmica. Un bosque de vinilo descolorido decorando la pared.

El monitor cree en mí con fervor. Yo, no tanto. Pero asiento. No quiero romperle el dogma a alguien que viste como un rotulador fosforito y grita “¡Vamos!” como si de verdad supiera a dónde.

El ambiente es cordial. Se suda en comunidad. Se comenta el parte meteorológico, la inflación y el último esguince. Aquí casi nadie quiere ser su mejor versión: con no lesionarse, basta.

En los vestuarios no se murmura. Se opina. Sobre cenas, hijos, fascitis plantar y si el aguacate sigue siendo sano o ya engorda. Nadie predica. Se sobrevive.

Yo regreso por mala conciencia si no voy. O por ciencia ficción. O porque el día que no vuelva más, me convertiré, lenta e irremediablemente, en una silla de Ikea. Modelo PLOOFÄ. Seguro.

Elene Ortega Gallarzagoitia © elkarma.eus

Pincha aquí para descargarte el PDF de EL KARMA 234

Pincha aquí para ir a otras columnas de Elene Ortega Gallarzagoitia

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados