Juego de niños: Eterno retorno
![]() |
|
![]() |
|
He vuelto al gimnasio municipal. Todo sigue como siempre: máquinas que chirrían, bíceps entregados, playlists motivacionales con amenaza rítmica. Un bosque de vinilo descolorido decorando la pared. El monitor cree en mí con fervor. Yo, no tanto. Pero asiento. No quiero romperle el dogma a alguien que viste como un rotulador fosforito y grita “¡Vamos!” como si de verdad supiera a dónde. |
Pincha aquí para descargarte el PDF de EL KARMA 234
Pincha aquí para ir a otras columnas de Elene Ortega Gallarzagoitia
Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados