En primera persona: Ludocracia
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Aunque soy una de esas personas que lamentan que la industria de los videojuegos tal como la conocemos esté llamada a desaparecer ante el auge de los juegos de móvil, uno tiene sus contradicciones. De forma y modo que tengo instalado uno de esos juegos casual clónicos del seminal Candy Crash, deudor por otro lado de las mecánicas del Tetris pero diseñado para esa gente que encuentra en la estética cute su lugar seguro. Y así paso el rato en viajes de metro, durante conversaciones telefónicas poco gratificantes o defecando (las partidas más largas). Porque leer está sobrevalorado. Yo mismo con mi mismidad. Hasta que caí en el error que cambió para siempre mis procesos procrastinadores. Unirme a un equipo. |
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